Zaragoza

El acuerdo social da oxígeno a Zapatero

La sucesión enfrenta a partidarios y detractores de Rubalcaba.

Rubalcaba durante la presentación ayer del candidato a la Alcaldía de Valladolid
Rubalcaba durante la presentación ayer del candidato a la Alcaldía de Valladolidlarazon

 Las encuestas siguen siendo sombrías, la credibilidad de Zapatero sigue a la baja, los datos económicos no mejoran, la destrucción de empleo no cesa… pero el presidente del Gobierno, al fin, ha tenido un respiro. Un poco de oxígeno, al menos para un PSOE que trabajaba con el escenario de librar en solitario durante la campaña de las municipales y autonómicas el debate de los recortes y la reforma de las pensiones.

El panorama hoy es otro. El acuerdo con sindicatos y empresarios para elevar la edad de jubilación ha insuflado algo de ánimo, en ningún caso euforia, en las huestes socialistas. «Si el Gobierno hace lo que tiene que hacer, y en eso está, el campo de juego puede ser otro», advertía hace unas semanas un ministro de Zapatero. De momento, el presidente ha logrado el pacto con los sindicatos que le pedían sus barones para la reforma de las pensiones. Esto le proporciona la coartada perfecta para no asumir en solitario el coste político de la decisión.

Si a ello se le añade el aval que la canciller alemana, Angela Merkel, dio el jueves a las reformas del Ejecutivo, el respiro de los mercados a nuestra deuda y el resultado del Consejo Europeo parece que el presidente tiene algo que celebrar. La alternativa hubiera sido letal: una huelga, la mesa de diálogo social vacía, sindicatos, empresarios y Gobierno dándose la espalda, y los gráficos del diferencial de la deuda con Alemania marcando picos de infarto.
«El acuerdo es un éxito, demuestra el sentido de la responsabilidad de los firmantes, garantiza la viabilidad del sistema de pensiones y engrasa un diálogo sustancial entre las tres partes para el futuro», defienden en Ferraz aquellos que no creen, como Zapatero, que éstos sean una reedición de los Pactos de la Moncloa de 1977, pero sí que son igual de necesarios.

«El verdadero espíritu de la remontada empieza ahora, no con la remodelación de Gobierno de octubre, como se dijo», aseguran desde la dirección federal, al tiempo que dan fe de que «el ambiente en los territorios es bien distinto». La realidad es que el partido está de otro ánimo gracias no sólo al pacto social, sino a que Gobierno y PSOE están mucho más coordinados. Ésta es la radiografía de quienes aplauden que Rubalcaba esté dedicado a engrasar las piezas del Gobierno y que Blanco lleve las riendas del Comité Electoral.

¿Quiere eso decir que el PSOE es una balsa que rema en la misma dirección? No tanto. La semana que acaba ha sido buena para el Gobierno, pero el debate sobre la sucesión no sólo sigue abierto, sino que en ocasiones interfiere en la acción política y hace que algunos interpreten cada paso en esa clave. Son quienes recelan de Pérez Rubalcaba y quienes el pasado fin de semana salieron muy insatisfechos de la convención en Zaragoza.

¿Motivos? Su impresión es que de allí salieron señales de epitafio y no de cierre de filas con el presidente. Se refieren a los discursos que se pronunciaron, pero también a algunas declaraciones que la semana anterior se hicieron sobre el presidente y su retirada. De nada han servido las explicaciones de los autores de las alabanzas al presidente sobre su supuesta intención de poner fin a los ataques y blindar su liderazgo hasta que decida hacer pública su decisión. Siempre hay quien cree que los que se dedican al elogio están volcados en el «contubernio» por el control del PSOE.

Así están las cosas en el PSOE: división entre los que quieren y ven ya al vicepresidente de candidato y los que sostienen que la omnipresencia de Rubalcaba inquieta a un importante sector del socialismo compuesto sobre todo por gente joven, que teme ser laminada. Estos últimos temen que Rubalcaba prepare una «enmienda a la totalidad», al legado político y generacional de Zapatero, que renieguen de la defensa de la política social. Es por eso que dicen lamentar que el presidente esté rodeado de un estrechísimo círculo que le empuje a la retirada sí o sí. Son los mismos que creen que debería ser el candidato una vez puestas en marcha todas las reformas necesarias.

En el lado contrario, advierten a los críticos con Rubalcaba que «Zapatero no es patrimonio de cuatro» y que quienes «no tienen empuje en sus territorios» no le van a tener siempre «para solucionar sus problemas». Conclusión: lo que preocupa en uno y otro lado, no es Zapatero, ni el PSOE ni las elecciones, sino lo que a cada uno le deparará el futuro cuando las riendas del socialismo ya no estén en manos del hoy secretario general. La batalla será larga.