Manises
Calatrava cobró 25 millones por el proyecto de las tres torres
VALENCIA- El grupo de Esquerra Unida (EU) en Les Corts Valencianes facilitó ayer el contrato para la redacción de las obras de urbanización y edificación de la parcela M-3 de la Ciudad de las Arte y las Ciencias, es decir, el de las famosas torres helicoidales que el arquitecto Santiago Calatrava propuso construir en la Ciudad de Les Arts, para «dotar a la ciudad de alma, es decir, de ciudadanos».
En opinión del viceportavoz de EU, Ignacio Blanco, el contrato está repleto de irregularidades, como por ejemplo, que se suscribiera casi un año después a la presentación oficial del proyecto y varios meses después de la presentación de los anteproyectos y maquetas.
Pero la cosa no queda ahí, los diversos pagos que cobraría el arquitecto, «escandalosos» en opinión de EU, se facturarían sin IVA, ya que el estudio profesional está domiciliado en Zurich (Suiza), lo que contraviene el artículo 70 de la ley que rige el pago del IVA, según Blanco. Poco segura debía estar la Generalitat de la legalidad de esta cláusula pues especifica que «si por exigencias de la inspección fiscal» hubiera finalmente que pagar el impuesto del valor añadido, éste sería asumido por la Administración.
Calatrava debió cobrar por el anteproyecto y las maquetas 2.591.400 euros. Ignacio Blanco quiere pensar que no se le pagarían los otros dos plazos previstos de más de seis millones de euros cada uno.
Además, el contrato obligaba a que «si el proyecto resultara viable» el adjudicatario estaría obligado a contratar con Calatrava en exclusiva la dirección de la obra.
Es curiosa la inclusión en el contrato de la expresión si resultara viable.
El proyecto explicaba que «se prevé la construcción de tres torres de 58, 70 y 80 plantas y un bloque poligonal de ocho alturas que se implantarán sobre la submanzana M-3. La totalidad del mismo conlleva una edificabilidad de 162.500 metros cuadrados de los cuales se destinarían a uso residencial 112.000 metros cuadrados y a uso terciario 50.500 metros cuadrados».
El punto segundo relativo a «Cuestiones» era casi una prueba imposible. En el se incluye que «al objeto de poder materializar la edificabilidad necesaria para la satisfacción del proyecto de la submanzana M-3 se plantea la necesidad de modificar el Plan Parcial y las determinaciones del Plan General de Ordenación Urbana».
La compleja modificación del Plan General hace quizá más comprensible la expresión citada anteriormente de «si resultara viable», ya que se preveía «traspasar parte de la edificabilidad prevista en la submanzana M-1 a la submanzana M-3». Además, había de «modificar la regulación de los estudios de detalle». También debía «alterar el régimen de alturas previsto en el plan general», y «modificar al alza la edificabilidad residencial».
Por otra parte, se debía eliminar el uso residencial comunitario para pasar a uso residencial plurifamiliar y eliminar la limitación de cien metros cuadrados por vivienda.
Por si esto fuera poco, el contrato entre Calatrava y Cacsa también preveía que «tendría que ajustarse» a las posibilidades de alteración de la ordenación del PGOU «y a las servidumbres aéreas existentes o a la modificación de las mismas», es decir, que es posible que hubiera que cambiar algún pasillo de aproximación al aeropuerto de Manises.
Además, indicaba la posibilidad de que los antiguos propietarios de los terrenos recurrieran al TSJ (algunos ya lo habían hecho) por el cambio del motivo de la expropiación a la que fueron sometidos.
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