Agencia Espacial Europea

La formación de una estrella «imposible»

La burbuja galáctica RCW 120
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 Es una de los grandes descubrimientos del Herschel, el observatorio espacial de la ESA (Agencia Espacial Europea); el mayor telescopio astronómico lanzado al espacio y que lleva en funcionamiento desde hace un año. Una estrella embrionaria con una masa unas ocho o diez veces superior a la del Sol y cuya formación desafía a la comunidad científica que las ha considerado «imposibles».

 

Una estrella que sólo puede seguir creciendo y que podría convertirse en una de las más grandes y más brillantes de nuestra Galaxia en los próximos cientos de miles de años. «Según las teorías actuales, no es posible la formación de estrellas con una masa superior a ocho veces la de nuestro Sol», comenta Annie Zavagno, del Laboratorio de Astrofísica de Marsella. Esto es debido a que la intensa luz emitida por las estrellas de este tamaño debería dispersar las nubes que las rodean antes de ser capaces de acumular más masa. Pero por algún motivo todavía desconocido, estas estrellas existen. Actualmente se conocen varios ejemplos de estas estrellas imposibles, algunas con una masa de hasta 150 veces la de nuestro Sol, pero ahora que Herschel ha descubierto una de ellas en plena formación, los astrónomos tienen la oportunidad de analizar dónde fallan sus teorías.

 

Las imágenes de Herschel revelan la frenética formación de estrellas en lejanas galaxias y las impresionantes nubes de polvo y gas que se extienden a lo largo de la Vía Láctea, en el interior de las que nacen las nuevas estrellas de nuestra Galaxia. Una de las imágenes ha capturado esta estrella ‘imposible' en plena formación rodeada por una nube de gas y polvo de unas 2000 masas solares de la que podrá seguir alimentándose durante los próximos miles de años. El poder observar una de ellas durante su proceso de formación representa una oportunidad única para intentar resolver una de las grandes paradojas de la astronomía.

Herschel es el mayor telescopio astronómico jamás lanzado al Espacio. El diámetro de su espejo principal es cuatro veces mayor que el de cualquier otro telescopio espacial en la banda del infrarrojo y 1.5 veces mayor que el del Hubble. Cuando se empieza a formar una nueva estrella, el polvo y el gas que la rodean se calientan a unas decenas de grados sobre el cero absoluto, emitiendo radiación en la banda del infrarrojo lejano. La atmósfera de la Tierra bloquea completamente la mayor parte de esta radiación, lo que hace imprescindible el uso de telescopios situados fuera de nuestro Planeta.

Gracias a su resolución y a su sensibilidad sin precedentes, Herschel está realizando un censo de las regiones de formación de estrellas de nuestra Galaxia. «Antes de Herschel, no estaba claro cómo el gas y el polvo de la Vía Láctea podían agregarse hasta alcanzar la densidad necesaria para dar lugar a una nueva estrella, manteniendo una temperatura lo suficientemente baja como para no dispersar la nube de formación», comenta Sergio Molinari, del Instituto de Física del Espacio Interplanetario de Roma.

Una de las imágenes publicadas hoy muestra precisamente este fenómeno en varias nubes de formación de estrellas de la Vía Láctea. Los embriones de estrellas se forman primero en el interior de brillantes filamentos de polvo y gas, que se extienden a lo largo de toda la Galaxia. Estos filamentos evolucionan hasta formar auténticas cadenas de nubes de formación de estrellas, que pueden alcanzar varias decenas de años-luz de longitud, envolviendo a nuestra Galaxia en una especie de ‘red' de estrellas en formación. Herschel también ha observado el espacio profundo, más allá de los límites de nuestra Galaxia, y ha sido capaz de captar la radiación infrarroja emitida por miles de galaxias en una región del Universo que se extiende a lo largo de varios miles de millones de años-luz. Cada galaxia aparece tan sólo como un pequeño punto, pero al medir su brillo los astrónomos son capaces de determinar la tasa de formación de estrellas en su interior. A grandes rasgos, cuanto más brille la galaxia en infrarrojo, más estrellas se están formando en su interior. En este aspecto, Herschel vuelve a desafiar a las teorías actuales al demostrar que las galaxias han evolucionado de una forma mucho más rápida de lo que se creía inicialmente. Los astrónomos pensaban que las galaxias habían estado formando estrellas a un ritmo prácticamente constante durante los últimos tres mil millones de años. Herschel ha demostrado que estaban equivocados.

En el pasado, había muchas más galaxias con «brotes estelares», en las que se formaban estrellas a una tasa 10-15 veces superior a la que se puede observar hoy en día en la Vía Láctea. Sin embargo, todavía no se comprende por qué ha cesado esta frenética actividad.