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OPINIÓN: La Palabra y la vocación por Santiago MARTÍN

La Razón
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La Palabra de Dios nos habla, precisamente, de Dios. Un Dios, sobre todo el contenido en un evangelio como el de Mateo, que es entrega, amor infinito, sacrificio, generosidad y tambien fuente de paz y de felicidad.

Pero ese Dios-Amor es, a la vez, alguien que espera y necesita una respuesta. Es un Amor que reclama amor y que necesita que alguien le ayude a predicar y distribuir su Amor. Ese alguien es todo cristiano, pero, de modo especial, el sacerdote. La vocación no es más que el encuentro de una persona con otra Persona, un yo con otro Yo, alguien que busca amor con alguien que es todo Amor. Cuando ese encuentro se produce, la felicidad del que experimenta y acoge la llamada es inmensa. Es la felicidad del que, sabiéndose vasija de barro, sabe que tiene la vocación de llevar la Palabra de Amor, la Esperanza y la alegría a todos los que sufren en la Tierra.

San Mateo era una vasija de barro, un publicano, un pecador. Pero acogió la llamada, creyó en el amor del Amor por él y se convirtió en un canal de vida que sacia todavía a los que leen su evangelio.


Santiago Martín