Aquel vergonzoso sur

Acuérdense de lo que digo y ojalá no meta la pata, que estas cosas duelen luego mucho: «Criadas y señoras» es ya una firme candidata para levantar algún que otro Oscar el próximo febrero, aunque quede bastante, cinematográficamente hablando, por llover todavía. Claro como el agua: Mississippi, 1962. Skeeter (Stone, que consagra su carrera a pasos agigantados), espabilada joven de la alta sociedad, desea convertirse en escritora y entrevistar a las mujeres negras que llevan media vida trabajando al servicio de las grandes familias sureñas para que narren las experiencias que han padecido. Las vejaciones, los malos tratos, el racismo, en resumidas cuentas (deben utilizar, por ejemplo, un servicio levantado fuera de la casa, porque ellas tienen enfermedades contagiosas, dicen las remilgadas muchachas blancas)... Lo mejor de la película que tan astutamente ha dirigido Taylor (quien intenta no escapar nunca del patrón clásico que se le presupone a un filme de estas características, aunque Taylor nunca será Spielberg ni esta película «El color púrpura») reside en un excelente reparto que lidera la propia Stone, Viola Davis y una sorprendentemente madura Bryce Dallas Howard, así como lo que entrevemos sobre las huecas y artificiales existencias de esas prepotentes hijas de papá recién casadas y tan aburridas de sí mismas. Y cuyos hijos, paradójicamente, han criado y crían las mismas jóvenes que repudian.
 

lo mejor:
un espléndido reparto femenino que capitanean Emma Stone, tan centrada ya, y Viola Davis
lo peor:
su lacrimógena media hora final evidencia la auténtica aspiración del filme: ganar uno, o dos, Oscar