Pekín

El mito de la puntualidad por José Arroyo

La Razón
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Las comparaciones son odiosas, pero, a veces, no viene mal hacer un análisis de hechos puntuales. Por ejemplo y ya que estamos en los Juegos Olímpicos: Londres empieza a no resistir la comparación con Pekín.

Lo que se da en llamar la «Familia Olímpica» lo comenta y no para, aunque eso sí, en voz baja. Y eso que más de uno piensa que con los londinenses todo debe ser impecable. Pues miren ustedes, yo no sé de donde se habrán sacado eso de «con puntualidad británica», pero en esta dichosa ciudad es imposible llegar a tiempo a ningún sitio si utilizas el transporte por superficie. Un caos. Y si encima te cortan calles para las pruebas ciclistas que se celebran en el centro de la ciudad, entonces es de tratamiento psiquiátrico.

Algunos traslados del aeropuerto a la Villa Olímpica están siendo interminables. Ha sucedido que más de un autobús con deportistas ha llegado tarde a competiciones e incluso altos dirigentes o dignatarios han llegado con retraso a algún acto por culpa de la circulación. El asunto ha llegado a tal extremo que los medios de comunicación repiten desde hace días mensajes aquello de que la gente no utilice el coche. Pero ni con esas.

Benditas M-30, M-40 y M-45 en nuestra capital, aunque a ésta última, Esperanza Aguirre la quiere convertir en autopista de pillaje, huy, perdón, peaje.