Música

Los Ángeles

Whitney Houston ya es leyenda

En una bañera de hotel, supuestamente ahogada, encontraron el cadáver de la artista, célebre por sus éxitos en los 80 y 90. Las drogas, el alcohol y un matrimonio turbulento eclipsaron a la voz de América. 

Whitney Houston ya es leyenda
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Tenía 48 años y una vida que había exprimido hasta la última gota, como si fuera un ácido limón. En alguna entrevista tiempo atrás comentó a micrófono abierto que era «su mejor amiga y su mayor enemiga. El diablo está en mí». Quienes sabían de sus movimientos y sus pasos tambaleantes eran conscientes de que la vida de Whitney Houston, tenía fecha de caducidad. Al Hotel Beverly Hilton de Los Ángeles llegó el sábado con un aspecto descuidado, sudorosa, con paso vacilante. Iba a ser una de las estrellas de la gala de los Grammy (ella se conocía el paño, pues tenía en alguna estantería, quizá ya un tanto olvidados, media docena de premios), pero no pudo subir al escenario por última vez, a pesar de que todo estaba preparado. De ahí la conmoción del mundo de la música, que había reunido a los granders en Los Ángeles con motivo de la entrega de sus premios: ni Diana Krall, ni Elvis Costello, Alicia Keys o Tony Bennett daban crédito a la noticia: Whitney Houston había muerto. Sola, como estuvo desde que empezó su declive, que coincidió con su momento de grandeza, cuando nadie cuestionaba su voz, cuando se la conocía como «la voz de América». Antes de que la hallaran muerta en la habitación, parece que ahogada en la bañera, había hablado con su madre. Todo parecía normal. Eran las tres y media cuando Tiffany, su asistente, preocupada porque Whitney llevaba una hora en el cuarto de baño, decidió entrar. Allí se encontró con la imagen dantesca de la cantante sin vida sumergida en el agua y con los pies fuera. Sus gritos alertaron a los guardaespaldas, que inmediatamente la sacaron y trataron de reanimarla. Unos minutos después llegaban los paramédicos. A las 3:55 la Policía declaraba la muerte de la artista. Nadie esperaba que ahora que había dejado las drogas duras –cocaína, crack, salió de rehabilitación en mayo– sucumbiera al alcohol y las pastillas. Pero al parecer así fue. Había retomado su relación sentimental con el rapero Ray J, ex de Kim Kardashian, y estaba entusiasmada con la idea de aparecer en la fiesta de su mentor Clive Davis esa noche, en la que iba a interpretar un tema junto a su hija, Bobby Kristina Brown, aspirante a actriz y cantante. Desde el momento en que el teniente de la Policía de Los Ángeles Mark Rosen, encargado de la investigación, declaró la defunción de Whitney, se multiplicaron los rumores sobre una posible muerte por sobredosis, aunque la Policía no había encontrado restos de drogas en su habitación, sólo un bote de Xanax, antidepresivo prescrito para ella por su medico.

La niña «Nippy»
Según informaron sus familiares Houston necesitaba Xanax para controlar los ataques de pánico que acechaban minutos antes de salir al escenario. Han sido años de entrar y salir de centros de rehabilitación. Nippy, como cariñosamente la llamaba su familia, no pudo superar el demonio de la adición. «Si no era la cocaína, era el alcohol y si no las pastillas; su vida es tristísima», comentaban los clientes del hotel que se agolpaban en la puerta al run run de la noticia de su muerte y los rumores sobre el xanax que fueron llegando por boca de varios empleados en el hotel. Su vida, del cielo al infierno en cuestión de pocos años, le pasó ayer factura. La cantante, ya mito, se convirtió en la más descargada en cuestión de horas: todos querían escuchar la música de quien se convirtió en la reina del pop en los 80 y 90. La cantante y actriz estaba descansando y se prepraba para una fiesta organizaba por Clive Davis, previa a los Grammy. Todo se celebrará según el plan previsto: «Ella hubiera querido que el espectáculo no se detuviera», comentó con lágrimas en los ojos. La conocía bien: decubrió su voz en un club de New Jersey cuando apenas era una adolescente y se quedó fascinado por aquel terciopelo en la garganta. Los venía de familia, lo llevaba en las venas, desde el coro de la iglesia baptista en el que cantaba hasta llegar a lo más alto. Según algunos medios norteamericanos, no se habrían hallado drogas ni alcohol en la habitación que ocupaba en el hotel Beverly Hilton, aunque sí recetas de diversos fármacos y cajas de píldoras. Será la autopsia la que dictamine las verdaderas causas de su fallecimiento. Pero, mientras se aclaran las causas, su fallecimiento ya ha pasado factura: ayer, su hija fue ingresada por un ataque de estrés
 La cantante estaba intentando relanzar su carrera desde 2009 cuando publicó «I Look To You», su primer álbum de estudio desde 2002 con el que intentaba dejar atrás los abusos. Ella había rozado el cielo en 1985 con un primer LP homónimo con el que obtuvo 40 discos de oro y la catapultó a la fama. Desde entonces publicó siete discos y participó en la banda sonora de tres películas. Su nombre fue recogido en el «Guinness» como el de la artista femenina con más éxito de todos los tiempos por haber vendido más de 140 millones de copias de sus álbumes.

 

El mejor guardaespaldas de la diva
Era el año 1992, el mejor año de la artista, en el que encontraría las mieles y en el que empezaría a saborear las hieles. Protagonizó «El guardaespaldas», dirigida por Lawrence Kasdan. Era como si Whitney Houston se mirara en el azogue de un espejo al interpretar a una cantante de éxito amenazada (las drogas ya estaban cerca). El guapo de Kevin Costner se ocupaba de que nada le sucediera. El tema «I Will Always Love You» se convirtió en un himno en los 90 que aún hoy estremece al escucharlo.

 

El detalle
UNA ARTISTA CONSUMIDA POR SU PROPIO ÉXITO

Sólo le hicieron falta dos minutos en la Super Bowl de 1991 para que Estados Unidos se rindiera a sus pies. La cantante fue seleccionada para interpretar el tradicional himno nacional. Y, donde muchos grandes fallaron, quizá por la responsabilidad, ella lo bordó. A partir de ahí comenzó una caída en picado que su rostro y su físico (en la imagen) pagaron. Los problemas matrimoniales y sus diferentes adicciones consumieron a una de las mujeres más bellas de los escenarios hasta prácticamente consumirla.