Fidel Castro afirma que, tras la grave enfermedad que lo tuvo cuatro años convaleciente, «resucitó» en un «mundo de locos», según publicó ayer el diario mexicano «La Jornada» en la primera entrevista que Castro concede a un medio extranjero desde su reaparición pública hace 40 días. En ella dice que empezó «a ver bien clarito los problemas de la tiranía mundial creciente» y la «inminencia de un ataque nuclear que desataría la conflagración mundial». El dictador admite que se preguntó varias veces «si esa gente (sus médicos) iban a dejarme vivir en esas condiciones o me iban a permitir morir». Y añade: «Llegué a estar muerto», antes de revelar que pesaba solamente 66 kilos. Cuando «resucitó» se encontró, afirma, «con un mundo (...) que no hay quien entienda, pero que no me hubiera querido perder por nada del mundo». Y en ese punto repite su obsesión: «Tenemos que movilizar al mundo para persuadir a Barack Obama (...) de que evite la guerra nuclear. Él es el único que puede, o no, oprimir el botón». En principio, Castro pensó «que el ataque nuclear iba a darse sobre Corea del Norte», pero luego rectificó porque, dijo, sería vetado por China. «Pero lo de Irán no lo para nadie, porque no hay veto ni chino ni ruso». El ex mandatario señaló que un escenario de guerra nuclear se podría desatar el próximo 9 de septiembre, cuando venzan los 90 días que otorgó el Consejo de Seguridad a Irán para comenzar a inspeccionar su flota de barcos.