Catolicismo
OPINIÓN: Navidad fugaz por Card Ricard Mª Carles
La Navidad no puede quedar como un recuerdo vago, sentimental, de algo que sucedió en un pasado nebuloso. Los creyentes lo sentimos como una explosión de la eternidad en el tiempo, que no puede devenir pasado, porque está grávido de futuro y ningún tiempo puede renovarlo y culminarlo. Porque con este acontecimiento apareció el amor en la tierra, el amor absoluto, que es tan grande que corta la respiración a todo el que ama, que llena hasta el final más extremo, hasta el abandonarse a Dios y aceptar la muerte de Cristo por todos. Navidad, como fiesta del futuro, es la fiesta de las puertas abiertas, de la mano extendida, del puente tendido por el buen Dios. Nuestras fiesta, nuestros árboles de Navidad, nuestros regalos no pueden andar ajenos a lo antes dicho, ni disolverse en mero ambiente de familia y relaciones humanas entrañables porque Navidad –como dijo San Ireneo– es la más clara demostración de que «la gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios».
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