Sevilla

OPINIÓN: Será sin jurado

La Razón
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Desvanecido el interés rosa gracias a la poca tendencia de la familia al aspaviento, al asesinato de Marta del Castillo no le queda ya sino el corolario judicial; que, como se cansaron de advertir los avisados, será doloroso porque no se cumple la primera condición para dictar condena severa: se ha evaporado el cuerpo del delito. Gentileza que nunca terminaremos de agradecer al removido comisario Riestra y su «investigación de libro». Para empezar, será un tribunal profesional, no una turba de formación jurídica (¿?) basada en el Código Lynch de los westerns de sesión continua, quien entienda el caso. No podía ser de otra manera, pese a que la decisión martiriza a los padres de la víctima y alivia a la defensa, ya que la complejidad del asunto, también su alta exposición mediática, desaconseja el jurado: por permeable, por visceral y por su incapacidad para valorar las sutilezas procesales que marcarán el juicio. El cuerpo nos pide imponer un castigo a ese detritus apellidado Carcaño que la conciencia de un jurista difícilmente admitirá sin el concurso de las pruebas que, por desgracia y por la actuación chapucera de unos cuantos, faltan. Lo cómodo era que los doce (o los que fuesen) hombres sin piedad de la película de Lumet manchasen sus legas manos con una sentencia que más bien fuese una venganza. Pero así de dura es la Ley, sobre todo con los inocentes que la observan a rajatabla.