Ciudad del Vaticano

Polvo eres

La contaminación, las partículas de tierra y el excesivo número de visitas asfixian a la Capilla Sixtina, según el director de los Museos Vaticanos

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Los cuatro millones de personas que cada año pasan por la Capilla Sixtina están dejando una huella mortal en esta joya máxima de los Museos Vaticanos. Las fibras de la ropa de los visitantes, sus cabellos y el polvo que transportan en forma de partículas amenazan la conservación de los frescos de Miguel Angel Buonarroti, Sandro Boticelli y Pietro Perugino. La alarma ha saltado con la conclusión de las labores estivales de limpieza de las obras de los maestros del Renacimiento, acabadas hace apenas unas semanas. Según informó Antonio Paolucci, director de los Museos Vaticanos, en un artículo publicado en «L'Osservatore Romano», el diario de la Santa Sede, la estancia donde se celebran los cónclaves de los que salen elegidos los Papas está en peligro por el excesivo número de turistas que la visitan y por la falta de un sistema capaz de acabar con la contaminación que aquellos generan. «Hoy, el principal problema de este lugar mítico visitado cada día por varios miles de personas es la excesiva presión causada por el hombre», señaló Paolucci, quien señala al polvo, que procede de los fragmentos de fibras, cabellos y otros elementos que dejan en suspensión los visitantes, como problemas número uno. El ex ministro de Cultura de Italia instó a que se realice una intervención urgente para que las «futuras generaciones» puedan disfrutar de las maravillas del monumento.


Sistemas inadecuados
Este plan de conservación debería introducir «algunos cambios» en la huella que actualmente dejan los visitantes en los frescos. Habría que llevar a cabo «compensaciones ambientales de proporcionada eficacia» ya que el control climático que ahora se realiza resulta «inadecuado» e «insuficientes» los sistemas para neutralizar las partículas contaminantes. Sólo de esta manera la Capilla Sixtina podrá ser salvada. Es ésa la responsabilidad del hombre contemporáneo, ya que hoy «no hay ni habrá nuevos genios como Miguel Ángel o Rafael». Sólo nos queda, sostiene Paolucci, «saber conservar el patrimonio con recursos de creatividad y de inteligencia no inferiores a los que aquellos grandes hombres utilizaron para crear su arte». Para ello contamos con las posibilidades «virtualmente infinitas» que ofrecen «la ciencia y la técnica».

El SOS que acaba de lanzar el director de los Museos Vaticanos debe ser entendido también dentro de los intentos de los distintos dicasterios y organismos de la Santa Sede por conseguir financiación para acometer sus proyectos. El salvamento de la Capilla Sixtina necesitará de ingentes cantidades de dinero que probablemente haya que obtener de otras partidas presupuestarias. También puede el Vaticano optar por el patrocinio privado, una alternativa que ya ha utilizado para restaurar la columnata de la plaza de San Pedro. A cambio, eso sí, ha tenido que permitir la exhibición de un un enorme logotipo de la empresa benefactora, una contrapartida que resultara tal vez excesiva en el caso de la Capilla Sixtina.


Visitas hasta las 11 de la noche
Este final de verano e inminente otoño, como ya ocurrió en primavera, los Museos Vaticanos también podrán visitarse en horario vespertino, desde las siete de la tarde hasta las once de la noche. La iniciativa provocará sin embargo que aumente el número de turistas que admiran la Sixtina y que, con su sola presencia, amenacen su conservación. Además de la visita a las colecciones permanentes y salas del complejo, también se podrá disfrutar de actividades y espectáculos culturales que tendrán lugar en la terraza del museo, desde donde se cuenta con una vista espectacular de toda la Ciudad del Vaticano.