Castilla y León
Ricardo Blázquez destaca el avance de misioneros seglares en la Comunidad
El arzobispo de Valladolid presenta la campaña del Día Mundial del Domund, que se celebra este domingo.
Valladolid- Bajo el lema «Así os envío yo», el domingo se celebra el Domund, la jornada en la que la Iglesia Católica reza y colabora económicamente para sostener la labor evangelizadora que los misioneros y misioneras realizan en todo el mundo, especialmente en la América Hispana. España cuenta con catorce mil misioneros, de los que tres mil son castellanos y leoneses, y siendo la Diócesis de Burgos, con alrededor de 1.200, una de las que mayor número de misioneros aporta.
El arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, presentó ayer esta campaña que el año pasado recaudó en España casi 17 millones de euros de los que 421.000 se recaudaron en la Archidiócesis de Valladolid, en compañía del delegado de misiones, Javier Carlos Gómez, y del misionero vallisoletano, Juan Medina.
Blázquez reconoció que la falta de vocaciones sacerdotales está propiciando una reducción en el número de misioneros españoles, si bien, destacó que este descenso se compensa con la «primavera vocacional» que se está viviendo en otros países y con las ayudas para becas que se otorgan al clero nativo para prepararles.
Asimismo, el también vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española destacó el incremento que se está produciendo en el número de misioneros seglares que llevan a cabo una importante labor en sanidad, educación y en promoción de las personas.
Ricardo Blázquez destacó la «impagable» labor que llevan a cabo los misioneros en el mundo ayudando y llevando la palabra de Dios, y se refirió a ellos como el «rostro más amable de la Iglesia», a pesar -dijo- «del desarraigo social y cultural que sufren todos tanto cuando se marchan a las misiones como cuando regresan».
Carácter aventurero
Uno de esos rostros amables es el de Juan Medina, cura vallisoletano que, tras estar más de doce años como párroco en la zona de Peñafiel, lleva nueve años en Togo, trabajando en un país «sin gobierno» y con muchas carencias. Medina reconoce que empezó por su carácter aventurero y la visión idílica que tenía de los misioneros. Una óptica que se le fue pronto en cuanto tocó tierra africana y comprobó la realidad de Togo. El cura reconoció que nunca ha pasado miedo a posibles ataques e incluso destacó sus buenas relaciones con los islamistas de la zona.
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