Estreno
Ríase a gusto
Reírse a gusto y hacerlo muchas veces al día alarga la vida. El buen humor es algo que se percibe, que se nota. Pero andamos escasos últimamente de este bien tan preciado. Además, disminuye cualquier tensión; asegura la salud. Y, ¡aumenta la productividad! Las empresas deberían programar, en estos tiempos de riesgos y mutaciones, unos cursos de buen humor. Difícilmente van a encontrar un mejor reciclaje para sus trabajadores. Lo digo muy en serio. El buen humor convierte lo difícil en fácil. Además, la gente que sonríe, tiene mejor semblante. No sé, la alegría de vivir da holgura a las relaciones personales, que suelen ser la fuente decisiva de satisfacción o insatisfacción en el trabajo. A las empresas les iría mejor si sus gabinetes de recursos humanos se dedicaran a buscar corazones alegres, en lugar de mano de obra, sin más ni más. Me refiero, claro, a ese buen humor que no tiene nada que ver con el cinismo del que está de vuelta de todo y aún menos con el que va de gracioso por la vida. No. Yo hablo de la necesidad que tenemos, hoy más que nunca, de poner buen humor a nuestra vida y dejar el catastrofismo a un lado. Los españoles tenemos razones para la alegría, por más que algunas cosas no marchen. Aún con carencias, seguimos disfrutando de una calidad de vida que muchos quisieran. De un envejecimiento saludable. Nos conviene sonreír más.
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