El Cairo
«Si nos queda Tahrir la revolución sigue»
Tarek Shalaby no es un egipcio cualquiera. Pertenece a la élite del país que no tiene que preocuparse por sobrevivir ni ha sufrido directamente en sus carnes las penurias del régimen de Mubarak.
Pero todas las revoluciones han contado con élites que han liderado los movimientos populares y éste es el caso de los jóvenes egipcios, con educación superior de estilo occidental, que empezaron una revuelta a través de las redes sociales el pasado 25 de enero.
Tarek lleva ahora más de una semana acampado en la plaza de Tahrir, donde duerme todas las noches. Cada dos días vuelve a casa para ducharse y ver a su madre. Su tienda de campaña fue de las primeras en levantarse en el centro de la emblemática plaza, alrededor de la cual han ido sumándose más y más compañeros revolucionarios.
«Convencer al pueblo»
«No nos iremos de aquí hasta que se vaya Mubarak», asegura a LA RAZÓN, «y estoy convencido de que acabará marchándose, antes o después». «Al principio era más optimista, pensaba que tardaríamos dos o tres días en echarle. Ahora sé que es cuestión de tiempo, de tener paciencia». «Estar en Tahrir nos da la ventaja de poder presionar, de demostrar que no renunciaremos a nuestras demandas y que estamos dispuestos a luchar por ellas», afirma y, además, añade: «Tahrir es un punto de encuentro donde hacer la revolución, donde compartir ideas y organizarse, en lugar de estar cada uno de nosotros en nuestras casas», haciéndolo desde internet como se hizo en un principio.
Tarek no tiene miedo a que el Ejército acabe desmantelando violentamente el campamento. Y, si lo hiciera, cree que los jóvenes de Tahrir acabarían triunfando: «Hemos ido ganando todas la batallas, ahora lo que nos queda es convencer al pueblo egipcio –a esa mayoría de personas que tienen miedo a un futuro incierto y desean volver a la normalidad– para que nos apoye».
Por su parte, Tarek se ha olvidado de su vida y de su trabajo informático como diseñador de páginas web: se dedica a tiempo completo a esta revolución. Habla con los medios para transmitir el mensaje de los jóvenes y ahora formará parte de un grupo que representará la voz de la plaza, donde la revolución sigue viva «mientras el Gobierno intenta aislarnos» del mundo exterior. Pero «mientras nos quede Tahrir, la revolución no se acabará».
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