Finanzas

Trichet no trincha

La Razón
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Jean-Claude Trichet, que ha estado al frente del BCE durante ocho de sus trece años de existencia, concluyó ayer su última conferencia de prensa con algunas «personal remarks». Dijo que, aunque nunca había navegado con la mar en calma, en los últimos cuatro años ha atravesado «aguas turbulentas, tormentas y huracanes inesperados». Estas metáforas náuticas siempre son gratas para los políticos y los medios de comunicación, pero, como todas las metáforas en economía, son falsas.
De entre todas las elusiones de responsabilidad, las más notables son siempre las de los bancos centrales, porque se presentan como severos y austeros capitanes que nos guían a través de temporales, de modo que nadie piensa que igual son los que soplan el viento y agitan las aguas.
El BCE tiene como misión la estabilidad de precios y la provisión de oferta monetaria, mientras que la supervisión bancaria en la eurozona sigue en manos de los bancos centrales nacionales. Ni uno ni otros lo han hecho bien. El BCE fue corresponsable de orquestar la expansión de la liquidez que desembocó en la crisis, y los bancos centrales nacionales no ejercieron correctamente la misión de supervisión, como se ha visto en los rescates onerosos de entidades, entre dispendiosas y sinvergüenzas.
Una vez que estalla la crisis, producto en parte de su propia actuación, Trichet consigue labrarse una imagen de seriedad. La prensa políticamente correcta, en vez de criticarlo, critica a los que, como Axel Weber, tuvieron la osadía de alegar que igual el BCE no debería haber financiado la compra aunque sea indirecta de deuda pública, algo que por otra parte esta «institución independiente» (Trichet dixit, ayer mismo) tenía prohibido hacer. «Errores propios de un ortodoxo», alecciona el pensamiento único. ¿Ortodoxia es igual a violar las reglas?
El pensamiento convencional equivale a: más, siempre más. Por tanto, Trichet se equivocó al haber subido los tipos en 2008 y en no haberlos bajado ahora: más madera, piden, más dinero, más fondos de rescate, más compras de bonos periféricos en el mercado secundario, y, por supuesto, un ministerio de Hacienda europeo, esa es la gran solución…como si los ministerios de Hacienda nacionales hubiesen sido ejemplares en su protección de las carteras de sus súbditos.
Lo que hizo ayer el supuesto trinchador Trichet es todo lo que puede hacer, y más, menos bajar los tipos de interés. «La provisión de liquidez y los métodos de adjudicación de las operaciones de refinanciación continuarán asegurando que los bancos de la eurozona no sufrirán restricciones en el ámbito de la liquidez», prometió.
Muchos le han pedido a Trichet y a su sucesor italiano más y más inflación. Igual lo consiguen.