Benedicto XVI
OPINIÓN: Ven y verás
Después de dos años de preparativos, esta gran fiesta de la fe vivió anoche la gran vigilia de oración con el Papa. Centenares de miles de jóvenes de 193 países se han reunido en Madrid para estar en la Jornada Mundial. Sus caras de ilusión y sus mochilas multicolores de JMJ han llenado el metro de Madrid. «¿Quién son ellos?», se preguntaban algunos ciudadanos más despistados. Son jóvenes que llegaron deseosos de compartir estos días con otros jóvenes con las mismas inquietudes llegados de todos los rincones del planeta. Y son jóvenes que esperan descubrir en esta ciudad las respuestas al sentido más profundo de la vida.
No lo digo yo, lo dicen las encuestas. Hace unas semanas se publicó un estudio sobre qué esperan los jóvenes que vienen a esta JMJ. 9 de cada 10 entrevistados expresaron que tienen como principal motivo para asistir el tener una nueva experiencia y difundir el mensaje de Cristo (93%). También conocer gente y estar con personas que piensan como ellos (88%). Además, muchos opinan que la fe les ayuda a perdonar a los demás (85%), a ser solidarios (80%), a aceptar el sufrimiento y a ser felices (75%).
Durante todos estos meses he visto a mucha gente buena –a jóvenes y a miles de personas de toda la sociedad– arrimar el hombro desinteresadamente para colaborar con la JMJ. Creo que su actitud es un reflejo de lo que decía el Santo Padre en una audiencia reciente: «Quizás nunca como ahora la sociedad civil comprende que sólo con estilos de vida inspirados en la sobriedad, la solidaridad y en la responsabilidad es posible construir una sociedad más justa para todos».
Pienso que es importante hacer descubrir a los jóvenes que éste es «el secreto»… ¡el secreto de la felicidad!, y por tanto «el secreto» que desde la JMJ queremos compartir con todos los jóvenes que vengan a Madrid. Algunos han dicho que la crisis sólo es un síntoma. Un síntoma del malestar de la sociedad del bienestar. Lo dijo ya el Papa en su mensaje de la JMJ: «La cuestión del lugar de trabajo, y con ello la de tener el porvenir asegurado, es un problema grande y apremiante, pero al mismo tiempo la juventud sigue siendo la edad en la que se busca una vida más grande».
Ojalá consigamos satisfacer las expectativas de todos estos jóvenes que son las nuevas generaciones de cristianos. Pero la JMJ no es sólo para los ya convencidos, Benedicto XVI invitó a los jóvenes del mundo de todo tipo y condición: «A los que comparten nuestra fe, a los que vacilan, dudan o no creen». A todos los jóvenes de vuestro entorno, da igual lo lejos que estén de Dios, decidles: «¡Ven y verás!».
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