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Cataluña

Complejos de cine por Pedro Alberto Cruz Sánchez

La Razón
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He presentado y me han presentado tantos libros durante mi ya espaciosa vida, que normalmente, cuando acudo a un acto de nacimiento editorial, aguardo su término en el bar del hotel.
No soy el único. Compartí espera con Hermann Tertsch, Miguel Ángel Rodríguez, Belén Quijada y José Luis Besada. Lo mismo hicieron en una mesa adyacente Florentino Pérez y Borja Prado. Lo cierto es que en el salón de actos no cabía un alfiler. Carlos Herrera presentaba el nuevo libro de «Memorias» de José María Aznar, editado por Planeta, y ahí estaban todos. Mucho poder, con Mariano Rajoy a la cabeza, ministros por doquier, ex ministros en abundancia, secretarios de Estado, alcaldes, concejales y demás familia. Por supuesto Ana Botella, la alcaldesa de Madrid. Carlos Herrera nos sorprendió en el bar y dedujo que no habíamos asistido al acto fundamental, lo cual era cierto, pero se lo desmentimos. – A ver, qué he dicho en la presentación–; –que el libro es muy interesante y sincero–. No lo convencí.
La mejor presentación de libro se la hizo Luis Sánchez Polack «Tip» a Fernando Vizcaíno Casas. Luis llegó al abarrotado salón de actos sin haber leído ni la primera línea del libro y con una caja de zapatos de cartón. Habló, ante el estupor del autor y editores durante veinte minutos de los árboles caducifolios. Fernando Vizcaíno no salía de su asombro. Cuando la confusión era el estado general de todos los asistentes, «Tip» se disculpó: «Perdón, me he traído de casa los papeles de un libro sobre los árboles caducifolios que presento la próxima semana y me he dejado los del libro de Fernando. Perdón, perdón, pero léanlo». Fue cuando abrió la caja de zapatos y extrajo de ella varias croquetas, que ofreció a los más inmediatos. «Como nunca llego a las croquetas, me las traigo de casa». Fue una presentación fabulosa.
En la del libro de José María Aznar, Carlos Herrera no se atrevió a hablar de los árboles caducifolios, porque había –en los ayeres se decía– «gente muy principal». Fuera de la política activa, José Creuheras, Mauricio Casals –mi presi–, y Rosa Díaz, no confundirla con la de UPyD que me enfado bastante. Por el bar apareció un pelota con siete libros firmados: «Para mí, para Loli mi mujer, y uno para cada hijo. Mira, mira, para Fernando, Luis Jesús, Jaime, Pedro Ramón y Priscila, que es la más pequeña y está en segundo de Icade». Le dimos nuestra más emotiva y abrazada enhorabuena.
Se unió al grupete el gran columnista de ABC Ignacio Camacho, que sí había estado en la presentación. Y llegó Aznar, con envidiable aspecto físico, relajado y cordial. Empiezo a creerme lo de los dos mil ejercicios de abdominales cada día. El bar del «Intercontinental Castellana» se hizo pequeño. Abandonó con gran pesar el local el marido de Loli y padre de Fernando, Luis Jesús, Jaime, Pedro Ramón y Priscila, la más pequeña que está en segundo de Icade. Florentino Pérez tenía cita con la directiva del Alcoyano. Hablamos de los proyectos de renovación del Bernabéu, y no de fútbol, que para un Presidente del Real Madrid siempre es un tostón. Lo decía don Santiago Bernabéu: «Todos los que se me acercan me comentan que si Amancio tal o que si Netzer cual, pero nadie me habla de tías».
Pocas veces he estado en un lugar con tanto Poder por metro cuadrado. No vi a los Segrelles. Y un detalle todavía más extraño. Ni una palabra de las elecciones en Cataluña. Me compraré el libro.