Hungría

El jovencito Frankenstein

Director: Kornél Mundruczó. Guión: K. Mundruczó y M. Shelley. Intérpretes: Kornél Mundruczó y Rudolf Frecska. Austria, Alemania, Hungría. Duración: 105 min. Drama.

La Razón
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Resulta, de entrada, raro que un director húngaro decida inspirarse en el «Frankenstein» de Shelley para rodar luego una versión tan libérrima que las cicatrices no se ven por ningún lado. Ni su feroz humanidad. Bueno, Mundruczó (cuyo trabajo anterior fue la dura «Delta», 2008) podría replicarnos que en «Semilla de maldad» existe un monstruo, o quizá dos, exis- te una lucha entre el creador y la bestia concebida, y, de paso, unas pobres víctimas que pagan todos los platos rotos. El mayor problema del filme radica en que el volúmen de su ambición acaba siendo superior al gélido y envarado producto final. Demasiado ampuloso, para entendernos. Veamos la trama: un chico criado en un internado regresa donde nació para buscar a su familia. Tras presentarse al casting de un largo, cuyo director tiene más relación de la que imagina con el joven, acaba transformado en un asesino. Así, de sopetón. El manifiesto desapego que el cineasta demuestra por los personajes (Mundruczó, coprotagonista de la cinta, afirma en ella que «un actor es materia muerta»...), provoca un efecto negativo en el espectador, al que le acaba importando un pito cuanto les suceda. Total, están ya sentenciados vaya usted a saber los motivos...

lo mejor:
el cruel retrato que de su propia profesión, director de cine, realiza Mundruczó
lo peor:
la ambición acaba hundiendo a esta cinta demasiado lenta, fría y pretenciosa