Ceuta
Wikileaks
Tengo caídos los palos del sombrajo. Me he hinchado a ver películas de la CIA y le he presentado mis respetos a los últimos embajadores de Estados Unidos en España, para acabar leyendo en los papeles de Wikileaks que estas grandes vestales americanas del soplo espiaban como Mortadelo y Filemon en la película «Misión: salvar la tierra», pero sin lupa de aumento. Las conclusiones de los informes que enviaron al Departamento de Estado son tan obvias y evidentes, tan como Dios las trajo al mundo, que antes de sumergirme en su lectura prefiero ir a ver una peli de «Los Perdedores».
A saber:
-Zapatero ganó por la mala gestión del PP en el 11-M, es un político cortoplacista, de una izquierda trasnochada y romántica, supedita los intereses comunes al cálculo electoral y es un problema para los Estados Unidos. ¿Y para saber esto nos mandan espías?
-El gobierno socialista, con Zapatero, de la Vega y Moratinos a la cabeza, no ponían reparos a los vuelos de la CIA, y es más, el fiscal a las órdenes de Zapatero tenía una estrategia para torcer el brazo a Garzón en el Caso Guantánamo. Pues claro. Sólo echo de menos a Millás manifestándose con un mono naranja...
-El mismo Zapatero cambió el registro del caso Couso cuando llegó al poder. Menuda revelación...
- Aznar pensó volver a la política si veía a España en apuros. ¡Pues claro!
-Rajoy es un líder sin carisma. Esperanza Aguirre es hiperambiciosa. Gallardón es encantador... Insisto, ¿para esto se monta la CIA y nos mandan a un embajador? El hombre hacía su trabajo solo con leer los periódicos españoles.
Entre tanta claridad, apunto un dato oscuro y relevante: el jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, su mano derecha, revela «yo no soy un hombre de Rajoy». Bárbaro. Este cable, lo confieso, da mucho de sí. Por ejemplo, da pistas de la habilidad de Moragas para auparse al primer puesto del equipo de Rajoy, para convertirse en su sombra, su oráculo y su conciencia, desde la distancia que dicta la realidad de la derrota en las urnas. Un figura. Pero habla también de la capacidad de Rajoy para conformar equipos. El propio líder de la oposición sabe que ésta es una gran debilidad en él, aterradora porque tendrá que nombrar nada menos que al gobierno de España. Claro que con el listón de Zapatero tampoco es para caer insomne. De momento del actual equipo de Rajoy no sale ni una «manita» de ministros. Él dice tenerlos en la cabeza, sin hacer confesión pública. Y lo entiendo hoy. No es de extrañar que se acoquine si tiene que confesar que Moragas será su próximo ministro de Exteriores. Es como para que Marruecos se nos ponga completamente de pala. Si con el nombramiento de Ana Palacio nos invadieron Perejil, y con el de Trini han allanado El Aaiún y marchan sobre Ceuta, con Moragas no quiero ni pensarlo. Mohamed, seguro, ya lo tiene en la cabeza.
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