Medio Ambiente
Las víctimas olvidadas de los incendios
Muflones y perdiceras, en peligro por los fuegos
MADRID- El bosque equivalente a 100.000 campos de fútbol ha ardido en los incendios declarados en Valencia el jueves 28. Esta zona es el hábitat de dos familias catalogadas como vulnerables en el «Libro Rojo de las Especies»: el muflón y el águila azor perdicera. Esta calificación responde al peligro de extinción al que se enfrentan ambas especies en estado salvaje. A este riesgo endógeno se suma la inseguridad que supone la calcinación de 50.000 hectáreas vegetales, base del ecosistema, su medio de vida.
Diana Colomina, responsable de restauración forestal de WWF, explica los tres tipos de medida que debe abordar un plan de recuperación ecológica: las disuasorias, que tratarán de evitar perjuicios adicionales limitando el uso ganadero del suelo; las de emergencia para limitar daños erosivos y la acción de plagas de insectos, que de otro modo atacarían a todos los supervivientes; y por último, se recurre a las medidas de restauración ecológica propiamente dichas, mediante técnicas como la replantación del tejido arbóreo o la introducción de especies desaparecidas.
Sin embargo, y acorde a la opinión de Mario Jiménez –delegado de SEO/Birdlife en la Comunidad Valenciana– Colomina indica que «lo mejor es evaluar, pasados unos dos años, la capacidad natural de regeneración que tienen las especies, animales o vegetales, sin ayuda del ser humano».
Para Jiménez, el experto de SEO «la muerte directa de parejas –alrededor del 10% – no es desdeñable, pero es mucho más traumática la destrucción de territorio. Ahora los damnificados ven reducida la población de presas y éso repercutirá en su futura reproducción; estas aves podrán sacar adelante menos crías por falta de alimento en los próximos años». Con cierto tono de optimismo añade que «el resto de rapaces, como la culebrera, podrán emigrar y en la próxima temporada, presumiblemente recuperar su ritmo natural, aunque deberemos esperar 20 años para ver un ecosistema tan rico como el que teníamos».
En el terreno de los mamíferos, el muflón, los ciervos, gamos y cabras montesas son habitantes autóctonos de la Reserva Valenciana de Caza Muela de Cortes. Pese a que eran 150 los ejemplares contabilizados como posibles presas de caza en la zona, los datos facilitados por la Generalitat son esperanzadores. Tras las labores de rastreo en la zona afectada, sólo se han encontrado tres cadáveres y rescatado cuatro aún vivos; el resto «han huido a otras zonas». La propia Generalitat ha confirmado que la caza de ejemplares en la zona afectada ha sido suspendida para esta temporada.
La acción desafortunada del hombre
Del presupuesto total que la Administración percibe para los asuntos forestales, la proporción mayor se destina a las acciones de emergencia, abandonando la restauración. Por eso los expertos consultados coinciden en que los organismos competentes deberían diseñar un plan de gestión ajustado a un incendio de dimensiones sin precedentes, que compense a los inocentes. Aún más, antes del fuego, «la negligencia es tanto de quien prende la cerilla como de quienes no dedican los recursos necesarios a mantener el monte en las condiciones adecuadas». Los afectados más vulnerables en esta catástrofe son, en definitiva, la flora y la fauna.
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