La hora del empleo y el crecimiento

Bruselas- Los líderes europeos emprendieron ayer una nueva fase dentro de la lucha contra la crisis dirigida a reducir los 23 millones de parados existentes. Tras la cumbre del pasado 9 de diciembre, en la que la canciller alemana, Angela Merkel, consiguió el acuerdo de todos –menos de Reino Unido y República Checa– sobre el draconiano «pacto fiscal» que sella definitivamente la austeridad en las cuentas públicas, los 27 iniciaron las discusiones sobre la otra cara de la moneda: restablecer el crecimiento y sentar las bases para volver a crear empleo en el Viejo Continente.

Para ello, contaron con la contribución del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, que presentó un plan para sacar el máximo partido al mercado interior, relanzar las políticas activas de empleo y explotar al máximo el potencial de los fondos de la Unión Europea.

Bruselas dispone de unos 82.000 millones de euros de fondos estructurales no gastados, de los que 10.700 millones corresponderían a España. En este marco, Durão Barroso, pidió a España, tras reunirse con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y a otros países de la UE como Grecia, Italia o Portugal –los que más sufren el paro juvenil– que preparen un «equipo de acción nacional» para elaborar un plan ad hoc con medidas concretas para mediados de abril.

Estos «equipos de acción», que empezarán a trabajar inmediatamente, reunirán a representantes de las autoridades nacionales, agentes sociales y personal comunitario especializado en empleo. Su objetivo será presentar propuestas de reformas concretas, movilizando tanto fondos nacionales como fondos europeos.

Merkel recalcó la necesidad de apoyar el «crecimiento y el empleo» como una «segunda columna» que apoye el pacto de estabilidad y crecimiento, al tiempo que se mostró segura de que éste se cumplirá y que se pondrá freno a la deuda.

Esta idea se recoge claramente en las conclusiones: «Los gobiernos despliegan esfuerzos importantes para corregir los desequilibrios presupuestarios de manera duradera, pero son necesarios esfuerzos suplementarios para estimular el crecimiento y el empleo. No existe un remedio milagroso. Tenemos que llevar a cabo con determinación una acción global que se inscriba en el tiempo. Tenemos que hacer más para sacar a Europa de la crisis».

En marzo se darán las orientaciones precisas sobre las políticas económicas y de empleo de los socios comunitarios, «acelerando reformas estructurales que aumenten la competitividad y creen más empleo». El texto destaca que al hacerlo será preciso tener en cuenta las crecientes divergencias en la situación económica de los estados miembros y las consecuencias sociales de la crisis.

«Las medidas para reducir los costes laborales indirectos, como la reducción de la cuña fiscal, pueden tener consecuencias importantes en la demanda laboral de los menos cualificados y de los jóvenes», señalan los 27.

Mientras se mantiene el apoyo a la política del BCE de inyectar capital en el sistema para mejorar la liquidez y la financiación de las pymes, tal y como defendió el propio Mariano Rajoy ante sus homólogos, otra vía que se comenzará a utilizar con más profusión es la de los créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

La UE aprobó ayer el pacto fiscal, pero al rechazo de Reino Unido se sumó también el de República Checa. Según el primer ministro sueco, Frederik Reinfeld, República Checa decidió no sumarse al acuerdo porque teme que «el proceso de ratificación pueda durar años», según indicó en declaraciones a la prensa al término del encuentro.

Medio billón para el fondo de rescate
Ante las reticencias alemanas, los líderes de los 27 dejaron para más adelante la decisión sobre el tamaño final del fondo de rescate del euro. En julio próximo entrará en vigor la Facilidad de Estabilidad Financiera, con una potencia de fuego inicial de 500.000 millones de euros, cifra que incluye los 250.000 millones que aún quedan en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Si corresponde, el capital se podrá ampliar.