Bruselas
Y más cumbres
Ayer se estaba jugando una parte muy importante de nuestro futuro y, sobre todo, del de nuestros bolsillos en las cumbres que tuvieron lugar en Bruselas. Los medios de comunicación dedicaron mucho espacio y tiempo a informar del asunto. Sin embargo, me pareció detectar que la gente de a pie pasaba de ello. Ya sé que los asuntos comunitarios son complicados, aburridos, plomizos, pesados y todos los calificativos similares que se quieren agregar, pero resulta muy difícil de entender que, cuando los que nos gobiernan están decidiendo nuestro futuro, haya tanto pasotismo del conjunto de la sociedad. Es un síntoma más que evidente de que algo no está funcionando en la relación entre políticos y ciudadanos y, en este caso, entre lo que podríamos llamar los de Bruselas y los europeos normales y corrientes. Vamos, que hay divorcio.
Por otro lado, independientemente del éxito o fracaso de las cumbres de ayer, cada día está más claro que la UE como tal (los Veintisiete estados miembros) y los del Eurogrupo (los diecisiete que forman parte del euro) no han brillado a la altura que se esperaba a la hora de hacer frente a la grave crisis económica y financiera que nos azota, puede que la más importante desde que se puso en marcha el proceso de construcción europea. El engranaje comunitario no ha funcionado y los líderes actuales no dan la talla, mientras los ciudadanos de a pie viven al margen de todo lo anterior, hasta el punto de que estoy seguro de que una mayoría no sabe que la UE está formada por 27 estados miembros. Y todo eso sucede mientras España ni pincha ni corta, y ha perdido casi todo su peso en la Unión Europea.
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