Toledo

Vicente Yangüez «El Chano»/ banderillero: «Es muy duro sentirte paralizado»

El torero de plata tiene como «siguiente gran objetivo» volver a ponerse en pie

Vicente Yangüez «El Chano»/ banderillero: «Es muy duro sentirte paralizado»
Vicente Yangüez «El Chano»/ banderillero: «Es muy duro sentirte paralizado»larazon

«Tomé un granizado en un puesto que hay frente al hospital y me supo a gloría bendita». Habla Vicente Yangüez «El Chano», banderillero, sobre su primera salida a la calle, tras ser operado hace poco más de una semana de la fractura de la vértebra L-1 y de la lesión de médula que le provocó un novillo en Ávila hace menos de un mes. «Disfruté muchísimo con la salida de la clínica, apenas fue una hora y media porque se me cargó la espalda enseguida, pero era muy importante para mí, volver a sentir el aire en la cara... Fue una sensación rara después de no ver más que techo y bolsas de suero», recuerda el madrileño.

Esta semana, una de las más duras de su vida, ha comenzado con una rehabilitación que en otros pacientes en su misma situación «no da comienzo hasta casi dos meses después de la intervención». Sin embargo, El Chano «tiene una voluntad de hierro» como reconoce Cristina, su mujer. «Está muy animado, no se ha venido abajo en ningún momento y sé que va a seguir peleando», añade. Y es que el subalterno se aferra «a ese rayo de esperanza» que los médicos le han transmitido desde la operación. «Son optimistas y sus ganas de trabajar conmigo me han cargado aún más de ánimo, porque es muy duro sentirte paralizado indefinidamente», reconoce.

Para terminar con esa sensación, se despierta cada día a las 8 de la mañana. Nada más asearse y desayunar, empieza a trabajar en el gimnasio junto a los rehabilitadores. «Por la mañana estoy 45 minutos aproximadamente, trabajan conmigo para mejorar la movilidad y fortalecer las piernas, buscamos afianzar los músculos que me responden y activar los que aún no están liberados para que antes o después reaccionen», confiesa sobre una dura lucha contra su propio cuerpo para lograr el «siguiente gran objetivo»: «Ponerme en pie».

«A partir de ahí, tiene que seguir superando nuevos escalones hasta llegar a poder caminar y valerme por mi mismo a la perfección para convivir y sacar a mi familia adelante». Ésa es su verdadera obsesión. En especial, sus dos hijas, que ya han ido a verle y «son conscientes de lo que hay», comenta El Chano que, tras «una operación muy sangrante» en la que debieron transfundirle «más de un litro de sangre», hace también frente a una pequeña anemia. «Ha aparecido los días después, está algo más débil físicamente, pero los médicos nos han hecho ver que es una reacción lógica», añade su esposa, transmisora directa del calor que Vicente no para de recibir de su otra familia, la del toro.

«Estoy muy agradecido a todos, se han volcado, y su afecto, como en su día el que mostraron con Juan José Padilla, es la clara demostración de que cuando un hombre cae en la plaza, todos vamos a una», concluye recordando una traicionera cornada que no ha visto más que «de pasada, sin interés». «La he mirado, pero no hace falta castigarme con ella, en ningún momento he olvidado esos instantes, los tengo frescos y sé lo que pasó; más adelante, cuando todo haya pasado, sí la veré con detenimiento». Mientras tanto, El Chano cada mañana seguirá su lucha por acercar un poco más ese día. Ese final feliz.