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Organizar el 29-M le cuesta dinero al contribuyente
Madrid- Los sindicatos ensayan hoy para la huelga general del próximo 29 de marzo contra la reforma laboral mientras la cifra de parados en nuestro país no para de crecer. Las centrales se empeñan en rechazar una reforma laboral diseñada para crear empleo a largo plazo, y su oposición frontal a las medidas del Ejecutivo que preside Mariano Rajoy es la más inmediata que ha sufrido ningún gobierno en nuestro país. Ni 100 días de rigor ha tenido el PP para elaborar una respuesta contundente a la crisis financiera, a pesar de que los primeros pasos dados por el gabinete popular han contado con el respaldo tanto de los mercados, como de la Comisión Europea.
Evaluado ya el impacto de una hipotética acogida del 100% de los empleados de España al paro convocado por las centrales –el 0,7% del PIB, 7.688 millones de euros, que finalmente se quedarán en unos 1.500 millones con un respaldo cercano al 20% de los empleados, según las últimas encuestas–, los primeros cálculos indican que la manifestación asociada a la huelga general precisará de una inversión de más de 100.000 euros en cada una de las grandes ciudades –Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla–.
Del bolsillo de los españoles
El coste conjunto de las protestas en las cuatro ciudades anteriores rondará, por tanto, los 400.000 euros, capital que saldrá de las suculentas subvenciones que reciben las centrales sindicales en nuestro país. En otras palabras, los impuestos de los españoles serán los que financien las manifestaciones. En total, el coste de organizar una manifestación a nivel nacional con una asistencia prevista de cerca de 500.000 personas es de unos 800.000 euros.
Lo más caro de una manifestación es alquilar un recinto, que oscila entre los 300 y los 25.000 euros al día, dependiendo de la ciudad y el tamaño del mismo. El escenario principal, por su parte, oscila entre los 6.000 y los 10.000 euros, mientras que el coste por camiseta es de un euro y se realizan unas 50.000. No obstante, esta cifra es deducible en algunas protestas, porque la organización puede cobrarlas, como fue el caso de las famosas «camisetas verdes» de Izquierda Unida (IU) en las manifestaciones por la educación en la capital de España.
Los gastos audiovisuales también disparan la factura final en cerca de 35.000 euros, mientras que las octavillas suponen unos 4.000 euros. A todo lo anterior hay que sumar la publicidad y las pancartas sindicales.
En las últimas convocatorias de protestas ligadas a la huelga general del 29 de septiembre de 2010, los sindicatos lograron convocar a 90.000 personas en Madrid, 130.000 personas en Barcelona y 100.000 en Valencia, según la Policía Nacional. Según los sindicatos, en la capital de España hubo 400.000 asistentes, mientras que la cifra rondó los 300.000 en las otras grandes ciudades.
En total, la acogida a las manifestaciones superó los 1,4 millones en todo el país, según las centrales, y apenas llegó a 500.000 personas, según la Policía.
El perfil
CÁNDIDO MÉNDEZ / UGT
Un andarín correoso
Cuando se le acusa de ser aficionado al lujo y el bien vivir, Cándido Méndez responde que él reside en Vicálvaro, barrio obrero de Madrid, y que acude a la sede de UGT todos los días andando. Su coche, un Passat de segunda mano, lo utiliza sólo en visitas oficiales, como la que hizo a su amigo Zapatero nada más ganar éste las elecciones. Aquel día, a su salida de La Moncloa, el líder ugetista pronunció una solemne frase: «El presidente tiene el perfil idóneo para sacar a España de la crisis». Dios le conserve la vista, a tenor de la que ha caído después y la herencia recibida. Tal vez por ello, Méndez ha adelgazado mucho en estos meses y aumentado la graduación de sus gafas, que le protegen de una antigua miopía.
Nacido en Badajoz, ingeniero técnico especializado en química metalúrgica, inició su vida sindical en Jaén, donde se afilió al PSOE y UGT con 18 años. A través de Manuel Chaves conoció a Nicolás Redondo, quien le tomó bajo su protección y le hizo secretario general del sindicato en toda Andalucía. Este trampolín le llevó al Parlamento andaluz e, incluso, al Congreso, donde fue diputado en la primera Legislatura socialista. Allí protagonizó un fuerte enfrentamiento con el ministro José Luis Corcuera y fue uno de los impulsores de la primera huelga general contra Felipe González. Los famosos relojes que luce en su muñeca dice que son regalo del sindicato amigo italiano, UIL. Otros se los compra en los bazares chinos, que visita a menudo. Su frondosa barba la atribuye a pereza en afeitarse, y su gran pasión es caminar.
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