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Benedicto XVI abogado de los jóvenes

El Papa exige una mejor formación de las nuevas generaciones «para construir una sociedad sólida»

Benedicto XVI abogado de los jóvenes
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MADRID- Ayer tuvo lugar en la Basílica de San Pedro de Roma la misa por la solemnidad de María Santísima Madre de Dios presidida por Benedicto XVI y que coincidió con la 45 Jornada Mundial de la Paz. Por este motivo, el Santo Padre comenzó el nuevo año dirigiéndose a las nuevas generaciones sobre la importancia de desarrollar su potencial. «Para ellos, es indispensable aprender el valor y el método de la convivencia pacífica, del respeto recíproco, del diálogo y de la comprensión», afirmó el Papa. Así mismo, añadió que los jóvenes «están abiertos a estas actitudes, pero la realidad social en la que crecen los puede llevar a pensar y actuar de manera contraria, llegando incluso a la violencia», explicó.

El Obispo de Roma precisó también durante la homilía que después de las tragedias de las dos grandes guerras mundiales, la familia humana «ha mostrado tener cada vez más consciencia de ello, y por tanto, supone un deber de cada generación el educar a los jóvenes en la justicia y en la paz».

Educar en la paz
Según explicó Benedicto XVI a los cientos de personas congregadas en la Basílica, «para la Comunidad eclesial, educar para la paz forma parte de la misión que ha recibido de Cristo, forma parte integrante de la evangelización». Asimismo, el Sumo Pontífice subrayó que esta educación supone un «desafio tan decisivo» tanto para la humanidad como para la Iglesia «por dos motivos: en primer lugar, porque en la era actual, querer no solo instruir sino educar no se puede presuponer, sino que es una opción, y en segundo lugar, porque la cultura relativista plantea una cuestión radical: ¿tiene sentido educar?»

A renglón seguido explicó que «frente a las sombras que hoy oscurecen el horizonte del mundo, asumir la responsabilidad de educar a los jóvenes en el conocimiento de la verdad y en los valores fundamentales, significa mirar al futuro con esperanza». Además, Benedicto XVI recordó que el peso de esta tarea recae sobre las familias, se desarrolla en la escuela y en las demás experiencias formativas.

Semilla del Evangelio
Ante miles de peregrinos congregados en la Basílica vaticana en el primer día del año, el Papa tuvo un recordatorio especial para la Iglesia, diciendo de ella que participa al misterio de la divina maternidad a través de la predicación que disemina en el mundo la semilla del Evangelio y con los sacramentos, que comunican a los hombres la vida divina.

Minutos después, durante el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico Vaticano, volvió sobre el tema para destacar ante los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro que «los jóvenes de hoy miran con una cierta aprensión el futuro, manifestando aspectos de su vida que merecen atención como el deseo de recibir una formación que les prepare de un modo más profundo para afrontar la realidad». Y aludió a la dificultad de las nuevas generaciones «para formar una familia y encontrar un puesto estable de trabajo, para la efectiva capacidad de contribuir al mundo de la política, de la cultura y de la economía con el fin de construir una sociedad con un rostro más humano y sólido».


No a la guerra y a la enemistad
Además de enfocar su discurso en los jóvenes, Benedicto XI pidió para que cesen las guerras y las enemistades entre los hombres. «Pido para que brote por todas partes la justicia y la paz y no haya más guerras, en este día en el que la Iglesia celebra la 45 Jornada Mundial de la Paz, y que este año tiene como lema ‘‘Educar a los jóvenes en la justicia y en la paz''. También el Santo Padre recordó «que la paz nunca es un bien que se alcanza plenamente, sino una meta a la que todos deben aspirar y por la cual se debe trabajar». Así, invitó a que el año nuevo sea un tiempo de esperanza y de pacífica convivencia.