Navarra
Documentos de ETA revelan que dirige el pacto entre Batasuna y EA
ETA dirige desde el primer momento la estrategia para que su brazo político, la llamada «izquierda abertzale», llegue a acuerdos con Eusko Alkartasuna, según documentos de la banda a los que ha tenido acceso LA RAZÓN. Es falso que todo responda a una rebelión interna capitaneada por Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga, ni que la finalidad sea llevar la paz al País Vasco.
Los pistoleros, en el caso de que se alcancen los objetivos de presentar candidatos en las próximas elecciones, sólo se comprometen a «interrumpir» sus actividades (no a desaparecer). Siempre condicionado a que el Estado deje de perseguirlos judicial y policialmente. Se trata, por lo tanto, según expertos consultados, de una nueva trampa para intentar seguir en las instituciones municipales y forales y ganar tiempo para reorganizarse.«Hay que conseguir un acuerdo político con Eusko Alkartasuna con el fin de acabar políticamente con Aralar y causar el mayor desgaste electoral posible al PNV», dice textualmente el documento que la «dirección» de ETA hizo llegar a los responsables de su «brazo político».Otro de los fines del acuerdo es lograr una imagen fuerte para la opción «independentista» y que, de esta manera, pueda alcanzar buenos resultados en los comicios a los que se presente. Asimismo, ETA pretende que la unión entre EA y Batasuna se convierta en la referencia para los que preconizan la separación del País Vasco de España desde posturas extremistas y están dispuestos a enfrentarse al «Estado fascista español». Para la banda, Eusko Alkartasuna se ha convertido en un aliado necesario, en un «compañero de viaje imprescindible», para llevar adelante el nuevo «proceso político», cuyo contenido y desarrollo también se explica en los documentos y que pasa, tal y como se recogía en el documento que EA y la «Izquierda abertzale» firmaron el 20 de junio en Bilbao, por la formación de un «Estado vasco».Con el fin de evitar errores cometidos en el pasado y para que esa condición de «compañero de viaje no se pueda romper», ETA aconseja que se explique con detalle a los de EA el referido proceso.Los cabecillas de la organización criminal consideran prioritaria la formación de un «bloque electoral» que tenga su plasmación en las instituciones. Con este fin, dice el documento, se deben movilizar todos los sectores posibles, no sólo el político, sino el sindical y el «popular». Los acuerdos, por supuesto, tienen que afectar tanto al País Vasco como a Navarra, cuyo proceso de anexión, bajo el disfraz de la «autodeterminación» y referéndum, también se establece.El objetivo de ETA es que el bloque se constituya en interlocutor con naturaleza propia (con el respaldo siempre latente y armado de la banda) para negociar con otras fuerzas políticas la «solución del conflicto», dentro de un guión en del que los interlocutores no se pueden salir. Presos a la calleAlcanzado este objetivo, empezaría una nueva negociación entre la banda y el Estado español para exigir la legalización de los partidos y las listas electorales proetarras; el fin de la actuación policial y judicial contra ETA y su entramado; medidas para excarcelar a los presos y, en general, el cese de la «brutal represión» que, según los terroristas, se ejerce sobre ellos. A cambio, la banda ofrece una «interrupción de actividades», sin más concreción. De entregar las armas o desaparecer, nada de nada. Llegados a este punto, si es que un Gobierno español se prestara a ello, los pistoleros pedirían que desaparecieran lo que llaman las «consecuencias del conflicto» y que se modifique la Constitución para que no haya ninguna traba legal a lo que puedan acordar-imponer en el nuevo proceso.Anexión de NavarraSe llegaría entonces a lo que ETA llama el «Gran Acuerdo Político», que marcaría un antes y un después, ya que se pondría en marcha el proceso para que los navarros decidieran «democráticamente» (ETA, por supuesto, no habría desaparecido y su existencia constituiría un elemento de presión y amenaza) su incorporación al País Vasco. Los estatutos de ambas comunidades deberían ser reformados para articular un sistema que permitiera llegar a una «soberanía política», en la que Navarra desaparecía como tal. Los que firmaran el acuerdo estarían obligados a votar a favor del mismo en todas las circunstancias.La «piedra preciosa»ETA deja claro que el punto de partida de cualquier pacto son las bases establecidas en las discusiones habidas en el Santuario de Loyola durante el anterior proceso de negociación. «Para la izquierda abertzale, es la piedra preciosa ya que permitiría definir a Euskal Herria como nación, su territorialidad (Navarra) y sus derechos».No obstante, y para evitar el fracaso anterior, la banda propone que la izquierda abertzale, y se entiende que también EA, debe trabajar, provincia por provincia, en especial en Navarra, para lograr las condiciones que permitan ese «gran acuerdo». Los terroristas advierten de que no están dispuestos a aceptar meras reformas, sino definiciones con una «hoja de ruta» concreta. En caso contrario, el «conflicto» (actividades terroristas) se avivaría de nuevo.Al final, según el plan de ETA, se llegaría a un «Estatuto de Autonomía Nacional», en el quedarían establecidas las competencias, el calendario y el marco para llegar al «Estado vasco».
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