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Updike se ríe de Updike

El autor parodia su oficio a través de la invención de un alter ego«Un libro de bech»John Updiketusquets240 páginas. 17 euros.

Updike se ríe de Updike
Updike se ríe de Updikelarazon

Son muchos los escritores (americanos, sobre todo) que en un determinado momento de sus carreras eligen quitarse de en medio e inventarse un alter ego: alguien capaz de vivir, con otro nombre, lo que ellos, los escritores, no se atreven a hacer o hacen, sí, pero en voz baja, muy baja. En algunos casos, se trata de meras versiones de sí mismos que rozan el ridículo o el humor. En otros, en cambio, los alter ego logran tener una vida propia y en cierto modo real, incluso mucho más interesante que la del escritor que los ha creado. Allí están, por ejemplo, el narrador Nathan Zuckerman y el actor David Kepesh de Philip Roth; el trotamundos Arturo Belano de Roberto Bolaño o los emblemáticos personajes surgidos de la estilizada pluma de John Updike: Harry «Conejo» Angstrom (protagonista de cuatro novelas y de un libro de relatos) y este Henry Bech, cuyas historias (quasi novelas, diría su autor) Updike desperdigó a lo largo de tres libros: «Un libro de Bech», «Bech Is Back» y «Bech at Bay».

Un inmaduro
Cuando en 1965 le dio vida a este escritor judío nacido en Nueva York y que se reconoce heredero de una tradición de la que también forman parte, entre otros, Norman Mailer, Bernard Malamud, Isaac Bashevis Singer, Saul Bellow, Henry Roth y J.D. Salinger, Updike no imaginó a alguien que se pareciera estrictamente a él, sino, en realidad, todo lo contrario. Porque Bech en un hombre que, en materia sexual, es inmaduro (aunque goza de cierto prestigio como escritor, pues ha publicado algunas novelas con relativo éxito y su influencia puede reconocerse en otros autores) y que, en cuestiones literarias, se encuentra atascado por una parálisis creativa, a diferencia de John Updike, que durante muchos años escribió tres páginas por día.

Así, Bech comenzará su aventura intentando librarse de su bloqueo viajando a los entonces países comunistas de Europa (incluida la antigua URSS) como parte de un programa de intercambio cultural, donde se interesará por la manera en que se viven el sexo, la política y el dinero en los Estados del Este europeo. Pero no es un viaje intelectual o político, pues Bech andará tras los pasos de mujeres hermosas y enfrascado en tramas que tienen más de cómicas que de ciertas. El resultado, en cualquier caso, es un libro entretenido y repleto de humor que un escritor como John Updike quizá escribió pensando en una sola cosa: en ofrecer una antítesis risueña de su propia vida.

Sobre el autor
Nació en Pensilvania en 1932 y murió en 2009. Publicó más de veinte novelas y varios libros de relatos. Fue colaborador habitual de «The New Yorker»
Ideal para...
leer historias de escritores y no sólo eso: para leer historias y reírse de los escritores
Un defecto 
Las historias, a veces, caen en unos simples gags de comedia ligera y quedan superficiales
Una virtud
El humor irónico de Updike y su elegante estilo
Puntuación 7