Ministerio de Justicia
Otro mazazo
La Fiscalía pide al Supremo que confirme la condena por prevaricación a Rollán. Rechaza todas las alegaciones del recurso de la número dos de Gómez
MADRID- El pasado 13 de enero, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid condenaba a Trinidad Rollán, mano derecha de Tomás Gómez en el PSM, a ocho años de inhabilitación especial para cargo público por un delito de prevaricación, relacionado con la aprobación de un convenio urbanístico en 2001 en Torrejón de Ardoz, cuando era alcaldesa de ese municipio. Otros once acusados –todos concejales de la localidad cuando ocurrieron los hechos– fueron igualmente condenados a siete años de inhabilitación especial para cargo público, entre los que se encontraba la entonces diputada socialista en la Asamblea madrileña, Esperanza Rozas.
Pese a la sentencia, el secretario general de los socialistas madrileños mantuvo a Trinidad Rollán como secretaria de Organización del PSM. «No fue más que un error administrativo. Confío en el recurso», alegó Gómez. La número dos de la formación recurrió ante el Tribunal Supremo la sentencia. En un principio, alegó seis motivos para intentar que se anulara la condena, aunque finalmente su defensa desistió en dos de ellos. Presunción de inocencia, vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva y aplicación indebida del delito de prevaricación fueron las causas principales invocadas por el abogado de Rollán.
Ocho años de inhabilitación
Sin embargo, la dirigente socialista se ha vuelto a llevar un jarro de agua fría. La Fiscalía del Tribunal Supremo ha pedido que se confirme la sentencia y se mantenga la inhabilitación a Rollán y a los demás condenados. En el informe del Ministerio Público, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso LA RAZÓN, se rechazan uno a uno los motivos esgrimidos por la defensa y se solicita que se confirmen las penas.
Con la firma del convenio con la sociedad Patrimonio Siglo XXI se lograba en Torrejón de Ardoz la urbanización plena de las parcelas destinadas a vivienda libre de las que el consistorio, que por entonces dirigía Rollán, era titular, dentro de la zona conocida como la «Mancha Amarilla» del municipio, y también de la que se había donado a la Asociación Pro-viviendas sociales.
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