Gerona
El Parlamento catalán avala la consulta con la connivencia del PSC
El socialista Ernest Maragall votó a favor del referéndum y su grupo se negó a votar en contra
BARCELONA- «Los catalanes no deberíamos abandonar España, porque fabricamos muchos calzoncillos, pero no tenemos tantos culos». Ni la ironía de Josep Pla, que ayer rescató el portavoz adjunto del PP, Santi Rodríguez, logró rebajar la euforia soberanista que vive el Parlamento de Cataluña. Los diputados despidieron ayer la legislatura más corta de la historia, marcada por el adelanto electoral de Mas –al que Alicia Sánchez-Camacho ya ha bautizado como «Artur el breve»–, coreando «Els Segadors», el himno de Cataluña. Minutos antes, a las 18.37 horas, la Cámara catalana aprobaba con los 84 votos de CiU, ERC, ICV, Solidaritat, Joan Laporta y el socialista Ernest Maragall, que volvió a romper la disciplina de voto, una propuesta de resolución para promover una consulta independentista «prioritariamente» para la próxima legislatura.
El alma soberanista del PSC
La sorpresa la dio el PSC, que se abstuvo con la intención de marcar perfil de cara a la cita electoral del 25 de noviembre. Ver a destacados rostros socialistas en la marcha independentista de la Diada no fue una casualidad. Fue la representación del alma soberanista que anida entre los socialistas catalanes y que hizo que el PSC se colocara ayer al lado –y no «enfrente»– de los independentistas, a diferencia de lo que prometió Alfredo Pérez Rubalcaba en su última visita a Cataluña.
Tras una acalorada y larga discusión en los despachos del Grupo Parlamentario, el PSC optó por no oponerse a la propuesta pactada por CiU, ERC e ICV que abre la puerta a la celebración de una consulta que no requiera necesariamente la autorización del Estado. Diputados socialistas –especialmente de las demarcaciones de Gerona y Lérida–, se inclinaron por votar a favor de la consulta, pero el grupo del PSC optó por la abstención para no provocar una fractura total. «El PSC está con el derecho a decidir», aseguró la diputada Rocío Martínez-Sampere. Pero al díscolo Maragall no le bastó y votó a favor.
Los socialistas apuestan por una tercera vía, entre los secesionistas (CiU, ERC e ICV) y los autonomistas (PP), y se decantan por defender una reforma de la Constitución para que España avance hacia un estado federal.
PP y Ciutadans (21) sí rechazaron la propuesta, que defiende «la necesidad de que el pueblo catalán pueda decidir su futuro colectivo, como única vía para garantizar el progreso». La resolución anima a Cataluña a «iniciar su transición nacional basada en el derecho a decidir», celebrando una consulta «prioritariamente» dentro de la próxima legislatura.
CiU siguió escribiendo su relato protagonizado por un Mas convertido en mesías del soberanismo. El diputado nacionalista Ramon Espadaler cerró el debate de política general con este epitafio: «Con este pleno se acaba una etapa, no una legislatura». Para dar trascendencia al momento, Espadaler echó mano de la historia. Recordó que en 1989, el Parlament aprobó una resolución que decía que Cataluña no renuncia a decidir su camino en el momento «oportuno» y, tras una pausa medida, afirmó que «el momento oportuno ha llegado». El colofón fue el sonoro aplauso con el que los 84 diputados independendentistas celebraron que el Parlament diera luz verde al «derecho a decidir». Aunque el salto de la legislatura del pacto fiscal a la del «derecho a decidir» se ha utilizado como cortina de humo para tapar la gestión de Mas, el PP no pasó por alto los errores del mandato que debía auditarse en el debate de política general. Denunció que la quimera secesionista de Mas sirve para tapar caos de corrupción que asolan a CiU, como el caso Palau o la trama de las ITV. También lo hizo ICV, que presentó una propuesta para reprobar al Gobierno catalán, pero sólo la apoyó el PP.
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