Sevilla
El sufrido cliente
Salí de Sevilla el martes a las 6:15 de la mañana, tenía programas de radio, de televisión y visita profesional a las Fallas valencianas. La gente es encantadora en dicha ciudad, pero, al igual que en Sevilla, Málaga o Córdoba, hay los «jartibles» de sus fiestas. En la capital del Turia también, y quieren que entiendas la felicidad que te corre por el cuerpo y por el alma cuando te ponen entre los pies esa especie de ristra de cohetes. El jueves hicimos en directo «Herrera en la Onda» desde un espectacular hospital recién inaugurado por la Generalitat. No hace falta decir que se viene cumplidito de arroz y, después de una semana intensa, por fin a las dos de la tarde del viernes, coges el AVE de regreso a Sevilla. De pronto te ves rodeado por un grupo de alegres japoneses, que no paran de reír en todo el trayecto, muy animados por la correspondiente guía. Ellos tan hábiles como siempre, sacan de sus mochilas todo tipo de puñetitas comestibles, que se encuentran en las salas VIP de la estación. También incluyen en el lote refrescos y cervezas. Te deja más tranquilo que estas gentes lleven las terribles desgracias de su país con tanto ánimo. Esto te reafirma en que está muy bien que todos los países ayuden técnica y humanitariamente a Japón, pero que se abran cuentas de ayuda económica por muchísimas ONG, como si se tratara de Haití, es como hacer una colecta para ayudar a la baronesa Thyssen a recuperar su liquidez económica. Justo en ese momento te das cuenta que no han pasado el carrito de las bebidas ni el almuerzo. A tu requerimiento te informan que, por una huelga de los empleados que atienden estos menesteres, los mismos quedan suspendidos. Le dices al jefe de tren que podían haber anunciado este problema antes de salir, lo que te hubiera dado la oportunidad de tomar algo en los bares de la zona de salida. ¿Al final quién paga? El sufrido y apaleado cliente, que si quiere reclamar, perderá una hora de su vida para que a los treinta días le manden 7,90 euros. Los huelguistas, que incluso puedo creer que lleven razón, le hacen un gran favor al AVE, que se ahorra cientos de comidas y bebidas en un viernes, cuando vienen completos los trenes.