Literatura

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Setenta veces Tomás Marco

Marco será homenajeado
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Madrid- Su décima sinfonía se titula «Infinita». Tomás Marco la ha parido este año de cumpleaños redondos. El Centro Nacional de Difusión de la Música le dedica hoy dentro de su recién estrenada temporada un concierto monográfico para celebrar su 70 cumpleaños, organizado por la Fundación Autor, en el que se repasarán obras de distintos periodos, bajo la dirección de Tomás Garrido y la interpretación de la orquesta de cuerda Camerata del Prado. El día que hablamos va enlazando una entrevista con otra. «Que se acuerden de uno siempre está bien», asegura con una sonrisa. Después de algún trastabilleo de salud ahora se encuentra bien. Y le ilusiona este rescate musical, aunque sigue en sus trece al pensar que «tenemos grandes compositores españoles que no están valorados. Es un problema educacional de largo recorrido que se remonta al siglo XVIII. Ha habido poca difusión de nuestra producción en el extranjero. Se sigue considerando a la música como un arte residual y así no avanzamos», se despacha. Y enlaza con la idea de que «los creadores españoles están rematadamente mal representados en los coliseos nacionales. A mí me gusta escribir ópera, es el arte total, pero si espero a que me llamen para un encargo...» No sé si apunta directamente al Teatro Real, pero le preguntamos por él, en pleno aniversario celebrado sin bombo ni platillo: «Presume de muy moderno, pero es antiquísimo. Tiene que sacudirse el apolillamiento». Y elude pronunciarse sobre Mortier: «Ni entro ni salgo en su gestión. Es cuestión de quien realiza los nombramientos». Hablando de encargos, ¿y si Paolo Pinamonti, responsable de la Zarzuela, le encargara un libreto, idea que expuso en estas páginas? «Estaría encantado de firmarlo porque en la zarzuela no ha existido una continuidad, ha habido un corte. Me pondría manos a la obra encantado», dice. Piensa que en este periodo de ajustes se puede hacer más con menos, aunque no se muestra partidario de medirlo todo por el mismo rasero porque «lo del IVA es una desgracia. Lo que perdamos ahora no lo vamos a recuperar», sentencia. Recuerda su etapa como gestor en la Administración pública, pero la ve lejana: «Cumplí con lo que tenía que hacer. Me tocaron tiempos muy fastidiados», dice.