La mujer lo merece todo

La mujer ha hecho todos los méritos no sólo para merecer la igualdad con el hombre, sino en muchas ocasiones para superarle. Independientemente de las características que la naturaleza ha otorgado a una y a otro a la hora de realizar una selección laboral, las féminas demuestran cualidades evidentes que las elevan por encima de nosotros en el ejercicio de muchas profesiones. Constancia, método, concentración, capacidad de sufrimiento …

La discriminación de la que tradicionalmente ha sido objeto, argumenta sobradamente la celebración ayer del Día Internacional de la Mujer, en su origen Día Internacional de la Mujer Trabajadora –más que justificado el cambio de denominación-, aunque estoy convencido de que siempre habrá unos imponderables imposibles de superar, al menos hablando de forma generalizada. Unos por irrenunciables, otros por imperio de la naturaleza. Me refiero a la maternidad, la fuerza física o similares.

Dicho esto, la mayor injusticia es que ellas están obligadas a demostrar sus cualidades mucho más fehacientemente que nosotros. Hablo de una discriminación secular, precisamente la que ha provocado la discriminación positiva.
Así es la vida.