Europa

Barcelona

Napoleón y Wellington vidas paralelas

Simon Scarrow cierra su ciclo sobre los dos estrategas en «Campos de muerte»

Simon Scarrow en la sede de la editorial Edhasa durante su visita a Barcelona
Simon Scarrow en la sede de la editorial Edhasa durante su visita a Barcelonalarazon

Barcelona- Todo héroe tiene que tener su némesis. Sherlock Holmes tenía a Moriarty, por ejemplo. Más que contrarios, podría decirse que eran parte de un mismo ser, como Jeckyll y mister Hyde. La némesis de Napoleón Bonaparte acabó por ser Wellington, aunque puede que fuese a la inversa, porque ¿podemos considerar a Napoleón un héroe cuando era un dictador? Los franceses lo hacen, pero son franceses, ya se sabe. En todo caso, los dos vivieron con la sombra del otro acechándoles. Incluso Wellington, con Napoleón derrotado, se dedicó a perseguir a las amantes del emperador francés para acostarse con ellas.
El escritor Simon Scarrow cierra su trepidante serie sobre los dos personajes en «Campos de muerte», el cuarto volumen de un ciclo de más de 4.000 páginas y que acaba por fin en la célebre batalla de Waterloo, que demostró a Europa que Napoleón no era invencible. «Las guerras napoleónicas fueron verdaderamente la primera Guerra Mundial, involucrando a Francia, Alemania e Inglaterra y por extensión a toda Europa. Aquí cierro ese periodo apasionante de la historia europea. Me gustaría escribir un quinto libro titulado "Waterloo, la revancha", pero lamentablemente la historia no fue así», asegura Scarrow.
Niño rico, niño pobre
En este cuarto volumen, vemos a Napoleón y Wellington en la cumbre de su fama, en medio de la guerra de la Independencia española y la campaña de las legiones francesas en Rusia, mientras se acerca el día que quedará para la historia, Waterloo. Scarrow nos lleva por las vidas paralelas de los dos estrategas, incluso se toma la licencia de enfrentarlos cara a cara, algo que no sucedió en realidad, pero que sirve para dejar patente la altura moral de los dos personajes. «Como historiador, no puedes ir más allá de los hechos, pero como novelista puedes ir más allá de ellos, describir lo que los protagonistas podrían haber estado pensando. Necesitaba esa unión ficticia para poder cerrar bien la historia y que el lector comprendiese bien a los personajes», asegura Scarrow, historiador de profesión, cuyas novelas han vendido más de dos millones de ejemplares sólo en el mercado anglosajón.
La novela nos permite conocer múltiples detalles de estos dos genios militares. Por ejemplo, aprendemos que Napoleón sufría todo tipo de males físicos, reales o ficticios, que le hacían tomar 43 remedios medicinales al día. «Esto no lo pude incluir en el libro, porque es un descubrimiento reciente, pero según cuenta Napoleón en sus cartas a Josefina, cuando era un oficial joven, Bonaparte se masturbaba antes de cada batalla para tranquilizar su ánimo», asegura Scarrow.
El escritor, después de 4.000 páginas, lo tiene claro, se queda con Napoleón. «Welligton odiaba la guerra, Napoleón la amaba y no le importaba que sus soldados muriesen», señala.