EL ANÁLISIS: Somos los nuevos famosos

- ¿A qué se debe el interés en los medios por los cocineros y el mundo de la cocina?
-Es sencillo. Desempeñamos nuestro trabajo en una actividad que es cotidiana para la gente: comemos mucho, todos lo días y varias veces. Es lógico que despertemos cierto interés.

- ¿Se sigue el rastro de los grandes chefs como si se tratara de celebridades?
-En algunos casos sí. En España se experimenta un creciente interés que nace con Arzak a finales de los 70. Antes, el comer en un restaurante o el poder vivir de la gastronomía no estaba al alcance de la clase media en Europa y Estados Unidos.

- ¿Los viajes continuos repercuten en la estabilidad del entorno familia?
-Yo viajo mucho, unos tres días a la semana estoy fuera, pero es porque no tengo más remedio. Nuestro negocio, tan glamouroso como parece, resulta complicado de sacar adelante.¿Alguien puede pensar que yo me siento mejor en Sao Paulo que en mi casa? Para nada. Nunca viajo por turismo. Yo me considero un vendimiador moderno que calza unas Nike de diseño.

- ¿Es importante tener cerca a la familiar?
-Para mí es vital. Este año he podido tomarme una semana de vacaciones y estamos reunidos en un crucero. Vivimos relajados y pasamos unos días que no tenemos que estar pendientes del negocio, aunque estemos siempre al pie del cañón.

- ¿Puede un chef recibir presiones familiares para dejar el negocio?
-Por supuesto que sí. Las recibes y te presionas tú mismo. Este negocio es muy duro, te impide el contacto cercano con la familia y eso pasa factura. Hay modelos de hostelería bastante más rentables que los nuestros, negocios en los que te tratan a patadas pero que siempre están llenos. No lo entiendo. Otra cosa es tener un día malo y querer tirar la toalla. Un minuto de esos lo hemos tenido todos. Este negocio vale la pena: trabajo por y para mis clientes, para que ellos lo pasen bien. Es mi compromiso.

- ¿Partiría de cero para instalarse en otro país que no fuera España?
-Yo ante todo soy español y desempeño mi actividad aquí.