Berlín

Motín a bordo

El buque-escuela alemán «Gorch Fock», desviado al sur de Argentina ante la rebelión de los cadetes

Imagen de archivo de la goleta clásica «Gorch Fock», buque escuela de la Armada alemana botado en Hamburgo en 1958
Imagen de archivo de la goleta clásica «Gorch Fock», buque escuela de la Armada alemana botado en Hamburgo en 1958larazon

La Marina alemana informó ayer de que un equipo de jurídicos navales se dirige al puerto argentino austral de Ushuaia para investigar un supuesto motín declarado a bordo del buque-escuela germano «Gorch Fock». El barco, una goleta de tres palos, que se encuentra dando la vuelta al mundo como parte del periodo de formación de los cadetes, ha sido desviado al puerto argentino, donde se esperaba que atracara en la madrugada de hoy. Está al mando del capitán de fragata Nobert Schatz.

El supuesto motín de los cadetes se produjo a raíz de la muerte el 7 de noviembre pasado de uno de ellos, una mujer identificada como Sarah S., de 25 años; quien se partió el cuello al caer desde lo alto del palo mayor. El accidente generó, según la Marina alemana, una «crisis de confianza» entre los oficiales del barco y la marinería.

Según publicaba ayer el diario «Stuttgarter Zeitung», que cita como fuente al propio presidente del Comisionado Militar del Ejército, Hellmut Könighaus, en días posteriores la tensión degeneró en una clara insubordinación de una parte de los cadetes de Marina, que se negaron a obedecer las órdenes de los oficiales y rechazaron volver a subir al mástil desde el que cayó su compañera. Cuatro alumnos fueron detenidos por «amotinarse» y enviados a Alemania.

La Prensa germana especula también con que se habrían producido casos de acoso sexual entre la tripulación, lo cual no habría hecho más que agravar la situación en el buque.

Ante el tono de las informaciones, el presidente de la Asociación del Ejército, Ullrich Kirsch, pidió que se evite hablar de motín antes de que concluyan las investigaciones del equipo especial de la Marina, ya que, de acuerdo con su experiencia, «a veces el final de las cosas no tiene nada que ver con el principio.

Pero Kirsch advirtió de que «aquellos que hayan cumplido con su servicio serán protegidos, mientras que quienes hayan demostrado mala conducta deberán rendir cuentas».

La goleta-escuela llevaba a bordo a 70 aspirantes a oficiales de la Armada alemana, sometidos a una rígida disciplina interna durante la travesía.