Andalucía

La Junta acusa

La Razón
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Como en el célebre discurso de Zola en el proceso contra Dreyfus, la Junta de Andalucía ha decidido entonar su particular «yo acuso». Ha tardado mes y medio en autorreconocerse como principal «perjudicada y víctima» en el fraude de los ERE pero es que antes estaba ocupada apagando fuegos más urgentes, como el de la honestidad de quienes a partir de ahora serán objeto de sus acusaciones. Ser defensora y acusadora, parte implicada y damnificada al mismo tiempo, es un extraño ejercicio de esquizofrenia humana sólo al alcance de naturalezas que simultáneamente pueden presentarse en estado sólido y gaseoso. La Junta es una de ellas. Para ser exactos, la Junta son ellos pero, llegado el caso, son capaces de deshilachar la culpabilidad en un ramillete de responsabilidades individuales que alejan el peligro de la sala de máquinas socialista para que la Junta pueda seguir su rumbo. Paradójicamente, hasta podría darse el caso de que quienes representan a la institución sean inculpados personalmente y hasta que una Consejería sea imputada en pleno, desde el último bedel al primer mandatario político, y la Junta aún pueda seguir saliendo indemne de ello. A ese estado líquido y gaseoso que les permite personarse como acusación en su propio caso es al que algunos que torean de salón han llamado coger el toro por los cuernos, aunque más bien se trata de coger los cuernos cuando ya no hay toro.
Para explicarlo, la consejera de Presidencia se revistió ayer de señorita compungida y de madre superiora y en una sala con periodistas reconvino a los fieles anunciando que nadie con buena fe puede cuestionar la intachable actuación de la Junta en la gestión de los ERE.
Un periodista, bastante menos beato al parecer, cogió ese trapo y entró al quite confirmando que él, hasta con buena fe, aún seguía sin entenderlo y mucho menos podía vislumbrar tan apresurada aproximación a la inocencia.
La Junta se persona en el caso de los expedientes de regulación de empleo irregulares como acusación particular. Y eso es lo bueno que tiene la Junta frente a nosotros, que puede personarse y despersonarse tantas veces como una juez vaya citando a cada uno por su nombre. Mar Moreno lo intentó, y hasta tuvo un leve trastorno de personalidad cuando dijo que recuperaría hasta el último euro «pagado» indebidamente. Lo que debería haber dicho es «cobrado». Pero dijo lo que dijo y ése es el tema. Que se pagó indebidamente pero que ellos actuarán contra quienes cobraron. Igual que el «yo acuso» de Emile Zola, pero quitando a los calígrafos y a los generales.