Crisis económica
El milagro alemán
Cuando Rodríguez Zapatero se apunta a una teoría la expone públicamente como si fuera propia. Es fabuloso. Ahora resulta que él siempre fue un gran reformista, y si durante los casi siete años que lleva en el Gobierno no hizo lo que debía no es por su culpa, sino por las circunstancias. O sea, por la coyuntura internacional adversa. Nos quedamos el otro día algunos pasmados al oír como el presidente le decía a Gloria Lomana, durante la excelente entrevista que emitió Antena 3 el pasado lunes, que había que aprender de Alemania y extraer la conclusión de que si ellos van bien otra vez es porque cinco años atrás se hicieron las reformas necesarias para permitir que el país funcione ahora como lo está haciendo. Es decir, que la RFA empezó con el ajuste duro cuando nosotros estábamos instalados en el optimismo de pensar que no había crisis, nuestra banca era la más potente del mundo y no necesitábamos recorte alguno en el Estado del bienestar. De hecho, por aquellos meses Zetapé nos anunció la buena nueva del regalo electoral de los 400 euros (6.500 millones de euros de agujero presupuestario), el cheque bebé y otras lisonjas parecidas. Nos sobraba el dinero y nos dedicamos a gastar y a endeudarnos cuando los alemanes se centraron en trabajar y en ahorrar. Tiene bemoles el asunto. Es como para preguntarle a nuestro jefe de Gobierno: ¿Oiga, y usted por qué no empezó entonces con las reformas, siguiendo el modelo alemán, en vez de dedicarse a tirar el dinero en regalías, subvenciones, presupuestos autonómicos, planes E inútiles, subsidios y ayudas a amigos en España y el extranjero? Lo incomprensible es que empiece a reformar ahora, cinco años después, cuando el paro se nos ha ido ya al 20 por ciento, la deuda se ha disparado, el déficit es inabarcable y seguimos estancados en materia de crecimiento.
Habla todo el mundo del milagro alemán y se da la explicación de que es que los alemanes siempre fueron extraordinarios. Cosa que no es verdad. En general los alemanes han ido por delante de Europa, pero hubo unos años no lejanos, cuando los socialdemócratas gobernaban con los verdes, en que estaban peor que España en crecimiento, estabilidad, creación de empleo y déficit presupuestario. Los socialistas alemanes se dedicaban entonces a hacer más o menos lo mismo que ha estado haciendo Zapatero en España. Es decir, a gastar sin parar y sin mirar. Ahora crecen porque Merkel, sin el carisma de Rodríguez Zapatero, se esfuerza por hacer lo que los gobiernos de Aznar en nuestro país: contención del gasto público, rigor presupuestario y austeridad fiscal. Y es que las cosas nunca suceden por casualidad. Alemania se ha trabajado su despegue con mano dura, haciendo lo contrario que otros gobiernos europeos que abusaron del derroche con un gasto absolutamente improductivo.
El milagro alemán no es fruto del azar. Merkel, sin tirón televisivo pero con más de dos dedos de frente, se lo ha trabajado. Todo lo contrario que Zapatero.
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