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OPINIÓN: Teatro Circo

La Razón
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El Teatro Circo Villar, su espléndida recuperación y reapertura tras décadas cerrado, es una gran noticia, una de las pocas buenas -en medio de esta terrorífica crisis- para la ciudad de Murcia. En realidad ocurren pocas cosas buenas en la Región, en España, en Europa y en el mundo. Pero no bastaba con reabrirlo (¡hay tanto «sepulcro blanqueado», es decir, tanto «contenedor» grandilocuente levantado en España durante los últimos veinte años para los que ahora no hay presupuesto para programar…!), de manera que es otra feliz noticia la repleta programación de estos días (imagino que se quiere echar el resto en esta primera temporada) de la mano de su director, el profesor César Oliva, con mucha variedad, con mucho artista y grupo de la tierra también.
A la espera del Romea (un desdichado asunto que parece en vías de concluir) el Teatro Circo es un oasis y un refugio en medio de tanto desierto. El Teatro Circo, que fue cine en los últimos años activo, había sido de todo en sus primeros tiempos, desde improvisada plaza de toros a café cantante. En este sentido véase el libro Las Claras del día (Nausicaa/CAM, 2003) sobre el flamenco en Murcia a finales del XIX y comienzos del XX, del estudioso José Gelardo, que tuve el placer de diseñar y editar.
De manera que está bien que en la programación se esté incluyendo también el flamenco, por ejemplo, hace unos días, el espectáculo «Alma de lunares», de la compañía Carmen y Matilde Rubio, con el teatro repleto y con gran éxito, otro excelente trabajo de esta impagable compañía murciana. Y dentro de unos días, según leo en la prensa, estará la gran bailaora sevillana María Pajés en un acto impulsado por la CAM a beneficio de Lorca. No se lo pierdan, por solidaridad y por los brazos inigualables de María.