Caracas

Henrique Capriles : Un incansable corredor de fondo

La Razón
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Henrique Capriles siempre ha estado apurado. Cuando tenía 11 años ya se metía en manifestaciones políticas en Caracas. A los 25 años, se convirtió en el presidente de la Cámara más joven de la nación. Ahora, a los 40, aspiró a convertirse en el presidente más joven de Venezuela. Es delgado e intenso, como un corredor de largas distancias, sus mítines se sienten como un deporte de resistencia, mientras él atraviesa multitudes durante horas. El «flaco», se confiesa un trabajador obsesivo, ha dicho que está demasiado ocupado para tener esposa, pero su estatus da a sus eventos un aire como de concierto. Él es como una estrella de rock con currículo político. Nacido en Caracas en una familia de inmigrantes –su madre es una polaca superviviente del Holocausto–, Capriles estudió leyes en Venezuela antes de dirigirse a la Universidad de Columbia. Dijo que sólo duró seis meses antes de que la llamada de sirena de la política nacional lo reclamara de regreso. En el 99, fue nombrado presidente de la Cámara de Diputados, pero una nueva Constitución disolvió el cuerpo legislativo. Para 2000, Capriles había recobrado terreno, convirtiéndose en alcalde de Baruta, en Caracas. Tras un golpe de Estado en 2002, una agresiva multitud arremetió contra la embajada cubana tratando de sacar a funcionarios que sospechaban que se habían ocultado. Capriles se contaba entre la multitud. Menos de dos días después, Chávez regresó y el Gobierno le acusó de instigar a los agresores y de no llamar a la Policía. Capriles no huyó, se enfrentó a las acusaciones desde la cárcel, un periodo importante de su vida. Mientras estuvo en prisión 120 días, encontró refugio en la Virgen del Valle, santuario que ahora visita todos los años. Algunas de sus decisiones parecen más inspiradas por la fe que por la lógica: en 2008, se postuló para gobernador de Miranda. ¿Su rival? Diosdado Cabello, ex vicepresidente y escogido por Chávez. Ganó con el 53% de los votos.