Barcelona

Fotogramas educativos

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BARCELONA- En la novela autobiográfica «Cineclub» (Reservoir Books), David Gilmour narra cómo ayudó a sobrellevar las malas notas de su hijo adolescente, Jesse, con un inédito trato. «Podrás abandonar el instituto, no tienes que trabajar, no tienes que pagar alquiler, puedes dormir hasta las cinco todos los días y nada de drogas», le dijo. El único requisito que le propuso a cambio fue ver juntos tres películas a la semana, elegidas por el padre, para después discutirlas en coloquio. El experimento duró tres años y ambos disfrutaron de filmes esenciales como «Los cuatrocientos golpes», «Pulp Fiction», «Hanna y sus hermanas» o la injustamente infravalorada «Showgirls». Tras la experiencia, Jesse retomó sus estudios –arte dramático– y escribió su primer guión.

Hoy en día, no hace falta llegar al extremismo de Gilmour para solventar malas rachas educativas. Aunque desde la administración educativa no existe ningún plan al uso, muchos colegios e institutos ya incluyen películas y documentales para completar las explicaciones de los temarios del currículum. En Cataluña, los docentes recurren a Cinescola (www.cinescola.info), una plataforma que, desde hace ocho años, integra de forma didáctica el cine en el aula.

Ramon Breu (profesor de Secundaria en la escuela Solc de Barcelona) y Alba Ambròs (profesora de la UB especializada en formación literaria y lectura audiovisual) son los responsables de coordinar esta web, que ofrece multitud de ejercicios y material didáctico de forma gratuita para alrededor de dos centenares de títulos, dividos por materias, en Primaria y Secundaria. La web nació tras la participación de ambos en Aula Mèdia y ya cuenta con más de 2.000 visitas mensuales para descargar las fichas de los filmes. Si un profesor de ESO decide visionar «Blade Runner» en clase, por ejemplo, dispondrá de un PDF con la sinopsis, la ficha de la película y varios textos de Phillip K. Dick o ejercicios en los que los alumnos reflexionarán sobre las distopías urbanas. Un material que también se complementa con información sobre la técnica audiovisual que se ha utilizado en la película. Y así con cada título.

«Teniendo en cuenta que no existe ninguna materia específica al respecto, el objetivo es alfabetizar visualmente a los alumnos, que consigan alcanzar las competencias básicas de este ámbito y que, además, reflexionen sobre un tema específico», explica Breu. Para el coordinador –que se alzó en 2008 con el Premio Aula del Ministerio de Educación y Ciencia al mejor libro de práctica educativa (2008) con «Cine y educación»–, visionar películas en clase «aumenta la motivación del alumno por la materia en gran medida» y le ayuda «a entender la realidad que les rodea».

Breu lamenta «la falta de empuje» de las instituciones sobre este tipo de pedagogía. Cinescola sobrevive gracias al bolsillo de sus coordinadores. La financiación llega a través de los cursillos que ofrecen en El Escorial durante el verano, organizados por el Ministerio de Educación, para ayudar a los docentes a integrar el cine en las aulas. Un trabajo desinteresado para difundir la grandeza del cine.