Bruselas
La guerra del petróleo
La Unión Europea aprueba el embargo a Irán y dejará de comprar crudo en julio. Ahmadineyad amenaza con cerrar el estrecho de Ormuz y frenar ya las ventas
BRUSELAS, JERUSALÉN- La UE dio ayer un paso decisivo para dañar los pilares del régimen iraní. Los Veintisiete aprobaron un embargo al petróleo del país que supone hasta un 60% de los ingresos del Estado, y que tiene en los europeos uno de sus principales clientes. Además, los ministros de Exteriores de la Unión también dieron su visto bueno a las sanciones dirigidas al Banco Central iraní, congelando los activos de la entidad en suelo europeo e impidiendo operaciones con oro y otros materiales preciosos. Por último, los cancilleres también prohibieron la transferencia tecnológica al sector petroquímico del país.
Los europeos ya quisieron aprobar estas sanciones en diciembre. Sin embargo, países como España, Italia o Grecia, los principales importadores de petróleo iraní, pidieron unas semanas para buscar proveedores alternativos al régimen de los ayatolás, que comercia en muy ventajosas condiciones para sus compradores. Éste ha sido precisamente el escollo en las horas previas al encuentro de los cancilleres europeos, ya que Grecia ha tenido problemas para encontrar un país suministrador que, por ejemplo, no le exija garantías, como hacía Teherán, dada la complicada situación de la economía helena, y teniendo en cuenta que importa un 14% de su petróleo de Irán.
El embargo entrará en vigor el 1 de julio, debido al margen que habían pedido los países más dependientes, logrando así vencer a la propuesta liderada por Reino Unido, Francia y Alemania, partidarios de imponer las restricciones en tres meses. El bloqueo europeo se suma al que también ha aprobado EE UU para prohibir comerciar con el sector petrolífero iraní. La pinza supondrá una contundente respuesta de ambos socios al programa nuclear de Teherán, cuya finalidad militar ya resulta casi imposible de ocultar al régimen tras el informe del Organismo Internacional para la Energía Atómica, y que despierta «serias preocupaciones» en la UE.
Con estas medidas, europeos y estadounidenses quieren obligar a los iraníes a volver a la mesa de negociación con la comunidad internacional, que coordina la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.
En la rueda de prensa posterior al Consejo, Asthon insistió en la estrategia del palo y la zanahoria de la Unión, recalcando que las sanciones no son un fin en sí mismo. «Queremos ver diálogo, pero si miras al uranio que tienen, te preguntas: ¿para qué es? Y cuando haces esa pregunta, como he hecho repetidamente, no obtienes respuesta», lamentó.
La pasada semana, el ministro de Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, indicó que Teherán estaba dispuesto a volver a reanudar las negociaciones, y que sólo esperaba un lugar y una fecha. Irán dice querer evitar la reciente escalada militar que ha realizado hace un mes como represalia a la imposición de las sanciones, amenazando con bloquear el paso de los petroleros por el estrecho de Ormuz, por donde circula el 40% del crudo. Sin embargo, el equipo de Asthon aclara que no han recibido ningún contacto por parte de los iraníes, y que todavía están esperando respuesta a la carta enviada por la británica el 21 de octubre para reanudar las negociaciones.
En este sentido, el presidente francés, Nicolas Sarkozy; la canciller alemana, Angela Merkel; y el primer ministro británico, David Cameron, pidieron a Irán el cese «inmediato» de sus actividades nucleares consideradas susceptibles de uso militar. En un comunicado difundido por el Palacio del Elíseo, sede de la Presidencia francesa, Sarkozy, Merkel y Cameron exigen que Teherán se atenga «totalmente a sus obligaciones internacionales», pero señalan que «la puerta está abierta si acepta comprometerse seriamente en las negociaciones de fondo sobre su programa nuclear».
La llegada de esta ofensiva diplomática occidental no ha sido bien recibida por otras potencias más cercanas a Irán, como Rusia. Su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, indicó que las sanciones «no tienen nada que ver con el deseo de reforzar la no proliferación nuclear», añadiendo que sobre todo dañarán a los ciudadanos iraníes, con la intención de provocar descontento popular.
Tras confirmarse el embargo de la UE, Teherán aclaró que la medida de Bruselas no quedará sin respuesta y que Irán bloqueará Ormuz, clave para el flujo del petróleo del Golfo hacia Occidente. El parlamentario Mohammad Ismail Kowsarid, vicedirector de la Comisión de Seguridad Nacional, dijo que «el estrecho quedará definitivamente cerrado si se viola de alguna forma la venta de petróleo iraní». Según lo pactado ayer en Bruselas, el embargo es inmediato para toda nueva transacción, mientras que los contratos ya firmados y en curso pueden proseguir concretándose hasta julio. El parlamentario iraní advirtió directa y explícitamente a EE UU de que «no intente ninguna aventura militar», y aseguró que ni Washington ni sus aliados podrán reabrir el estrecho.
Uno de sus colegas, Heshmatollah Falahatpiseh, afirmó que Irán tiene derecho a bloquear el estrecho de Ormuz y que es «más que probable» que lo convierta en una medida concreta. «Por ahora, Irán no ha usado el privilegio de bloquear el estrecho, pero tiene el derecho de hacerlo cuando se vea amenazado», declaró.
Así como la ira de Teherán no sorprendió a nadie, tampoco lo hizo el beneplácito mostrado Israel respecto a la decisión europea. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, declaró que es «un paso en la dirección correcta», aunque exhortó a que continúe la presión «debido a que Irán sigue de forma ininterrumpida desarrollando armas nucleares».
Expertos israelíes en la materia estiman que desde que Irán tome la decisión de producir armas atómicas, necesitaría solamente un año para lograrlo, ya que hasta ahora ha dado los pasos clave del proceso técnico, pasos que no son necesarios para el uso de energía nuclear para la producción de electricidad. No hay constancia de que Irán haya tomado ya esa decisión política y, según Israel, precisamente por ello es clave actuar con firmeza a fin de evitar que lo haga. También el canciller Avigdor Liberman y su «número dos», Danny Ayalon, felicitaron a Europa por su decisión, opinando que demuestra que «allí comprenden que el peligro es para el todo el mundo, no sólo para Israel».
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