Impuestos
Maquillaje electoral
El Gobierno ha consumado sus Presupuestos del Estado con un fuerte rechazo. En palabras del portavoz económico de CiU, Josep Sánchez Llibre, son «un guiño político». Y para Soraya Sáenz de Santamaría y Cristóbal Montoro, no afrontan los problemas y reformas necesarias para el impulso económico. Ambos grupos tienen razón. Ante unos sindicatos insatisfechos y un electorado defraudado, Zapatero ha decidido lanzar un cable a la izquierda y volver a la retahíla de penalizar a los ricos. Pura demagogia.
La famosa austeridad, tan invocada por el Gobierno, se ceba en los profesionales y castigo del ahorro, en vez de apretarse el cinturón en la Administración, recortar gastos en asesores y sueldos públicos. Al margen del PNV, vorazmente instalado en sus exigencias y altamente satisfecho por lograrlas, ningún grupo parlamentario piensa que estos Presupuestos atajarán los dos mayores retos del país: la creación de empleo y el crecimiento económico. Los pronósticos del Ejecutivo, siempre voluntaristas, no se cumplen. Y si las cuentas no cuadran, ya se sabe la solución, más cargas fiscales, abrasar a impuestos al ciudadano.
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