Thais Blume : «Mi físico se lo debo a la genética»

- ¿Cómo se sintió cuando la llamaron para formar parte del elenco de la serie televisiva más vista de la pasada temporada?
-Muy agradecida. Sobre todo porque antes de emitirse la primera temporada, cuando aún no se conocían los índices de audiencia, ya resultaba un caramelito para cualquier actor. Imagínese ahora que sabemos los resultados que dio. Es un sueño.

-¿Cuál es su personaje?
-Es una esclava de nombre Gaya, que llega al campamento de la mano de su pretor del que está enamorada.

-Una esclava enamorada de su dueño. ¿Un personaje así sería posible en la actualidad?
-Sí. Por desgracia aún existen muchas mujeres maltratadas que siguen enamoradas de sus parejas y siempre buscan una justificación para defenderlos. Que conste que el pretor de la serie no es un maltratador, pero no deja de ser el dueño de ella. Eso, se quiera o no, ha ocurrido, ocurre y espero que en el futuro sea distinto.

-¿Usted llegó a estudiar aquello de: «Viriato fue un pastor lusitano…»?
-No, eso era otra época y otros planes de estudio. Yo no soy de la quinta de los Reyes Godos.

-¿Qué tiempo tarda Thais Blume en convertirse en Gaya?
-Más o menos dos horas, el tiempo que tardan en maquillarme y vestirme, luego hay que ponerse en situación, y eso lleva más tiempo.

-¿Lo suyo con la interpretación es genético?
-Por un lado supongo que sí porque he querido ser actriz desde que era pequeña, pero por otro no porque en mi familia no hay ningún artista. El único sería mi hermano que estudia Bellas Artes.

-Usted posee un físico espectacular. Eso sí será genético...
-Supongo que sí, pero hay que cuidarlo. Para ello como sano y hago mucho deporte, cosa que no me cuesta porque me gusta bastante.

-¿Qué deporte hace?
-Cuando estoy en casa, en Madrid, tengo mi vida más ordenada y bailo, voy al gimnasio y corro. Cuando grabo sólo corro durante cuarenta minutos porque es lo que me resulta más cómodo. Eso es algo que me relaja una barbaridad.

-Y en su comportamiento ve los genes?
-Tal como me hago mayor los veo más. De pequeña no te das cuenta lo que puedes parecerte a tu padre o a tu madre, luego ves que piensas o actúas como ellos, sin darte cuenta, de forma natural.