Bruselas

Mas avisa que «ni los tribunales ni la Constitución» le frenarán

Pide el voto prestado para lograr una «mayoría excepcional» que avale el referéndum. Alega que el camino es difícil e «irán a por mí»

Mas, ayer bajo una bandera catalana en el clásico mitin que ofrece el domingo antes de la campaña donde exhibe los apoyos de la sociedad civil
Mas, ayer bajo una bandera catalana en el clásico mitin que ofrece el domingo antes de la campaña donde exhibe los apoyos de la sociedad civillarazon

BARCELONA- Rodeado de los suyos, en un ambiente acalorado más propio de los mítines de final de campaña, pese a que la mañana del domingo invita más a la calma, y con gente vendiendo pulseritas con la bandera independentista a 2,5 euros a las puertas del recinto. Artur Mas lo tenía ayer todo a favor para volver a ponerse el traje de líder mesiánico para guiar al pueblo de Cataluña hacia el estado propio, el objetivo con el que se presenta a las elecciones, y así fue en el acto que, como viene siendo costumbre, organiza el domingo anterior a que comience la campaña.

El presidente de la Generalitat utilizó el tono más épico para dejar claro que «ni los tribunales, ni la Constitución, ni nada que se nos ponga por delante» frenarán el proceso soberanista. No era la primera vez que el candidato de CiU apelaba a la radicalidad democrática para defender la convocatoria de un referéndum secesionista la próxima legislatura con o sin permiso del Gobierno, y, posiblemente, no será la última. Quedan muchos mítines y toda la épica de la campaña para hacer dicotomía entre legalidad y democracia. «La democracia se impone siempre», aseguró ayer, tras advertir que el camino «no es fácil» e «irán a por mí».

Por muchos palos a las ruedas que le pongan, el presidente de la Generalitat seguirá el camino que emprendió tras la manifestación independentista del 11 de septiembre mientras «el pueblo» esté a su lado. Y ahí está la clave. Las encuestas no dan a CiU la mayoría absoluta y, si bien podrá unir sus fuerzas con ERC e ICV para perpetrar sus planes independentistas, va a ser difícil que el PP vuelva a apoyarle unos presupuestos que, como recordó, serán nuevamente restrictivos.

En definitiva, el convergente necesita una «mayoría excepcional» para un «momento excepcional», de manera que no importa pedir prestado el voto de toda la gente que acudió a la manifestación de la Diada y apuesta por un proyecto de «ilusión colectiva».

Madrid y Bruselas
«No se puede encabezar un proyecto de esta magnitud sin un liderazgo fuerte», remarcó. Además, «si hay una mayoría rotunda y clara del derecho a decidir y de tener instrumentos de estado, no se podrá pasar por alto el resultado del 25-N». «Cuando nos miren desde Madrid o Bruselas querrán saber si Cataluña tiene un liderazgo fuerte para este proceso, y si no lo tiene iremos a trancas y barrancas», aunque tampoco le importará retroceder en los momentos que sea necesario. De momento, ayer dijo que lo primero que hará después de las elecciones será convocar a todos los partidos para «consensuar la hoja de ruta de Cataluña».

Mas allá de la épica y el mensaje, CiU quiso dar un golpe de efecto en el acto que inauguró la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega. Participaron el consejero de Cultura, el ex socialista Ferran Mascarell, y el presidente de Radio Tele Taxi, Justo Molinero, que en su día se declaró «montillista», además de la secretaria general de Reagrupament –la escisión de ERC que apoya a CiU-, Rut Carandell, y la ex diputada Àngels Olano, que acaba de anunciar que deja el PP porque es partidaria del «derecho a decidir», entre otros.

 

Van Rompuy: «Nadie obtendrá nada del separatismo»
No se refería a Cataluña y las declaraciones son de hace ya algún tiempo, pero éste es el caso en el que Artur Mas se podría aplicar perfectamente aquello de «cuando las barbas del vecino veas pelar». El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dejó claro, en una respuesta sobre la independencia de Escocia y Flandes, que «nadie obtendrá nada del separatismo en el mundo de hoy que, guste o no, es globalizado». Y eso, sin hablar de
Cataluña.