Zaragoza

Tronaba también en el interior

Tercera de la Feria del Pilar. Se lidiaron toros del hierro de Montalvo, el 5º como sobrero, grandes, descoordinados, aplomados y de nulo juego. Más de media.- Curro Díaz, de azul marino y oro, dos pinchazos, estocada caída (saludos); pinchazo, pinchazo hondo, descabello (saludos).- Leandro, de malva y oro, tres pinchazos (silencio); dos pinchazos, estocada baja (silencio).- Salvador Vega, de blanco y oro, pinchazo, estocada (silencio); pinchazo, media, descabello (silencio).

Tronaba también en el interior
Tronaba también en el interiorlarazon

Tronaba en el exterior. Lo oíamos todo, a pesar de que la lona de la cubierta nos dejaba estar en un oasis. Ayer la lluvia hubiera echado al traste el festejo seguro. Lluvia a las cinco de la tarde, diluvio a y media y tormentón cuando estaba la corrida rodada. O atormentada, no recuerdo bien. Pero los truenos nos recordaban una y otra vez que allá fuera, justo al otro lado de la cubierta se vivía otra realidad. Visto el desastre de Montalvo, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra... Igual queremos también pensar que existe más allá otra realidad, donde lo barato no sale tan caro para el público y al final, a largo plazo, para la Fiesta. ¿Quién vuelve a meter en la plaza a la gente que se va? Y se va porque se le echa.

La corrida de Montalvo, sobrero incluido, fue grandona, enorme en algunos casos. Con pitones como dagas, sin ir más lejos el derecho del que cerró plaza. A modo de ejemplo, no más. Y toda tuvo un comportamiento extraño, dejémoslo ahí, descoordinada, perdiendo las manos, abriéndose de manos para buscar el equilibrio y echándose a mitad de faena. Ni una embestida en bravo sacó. Ni un momento pudieron dejar los toreros para alimentarnos la tarde de este fin de temporada. Nada de nada, pues. El cartel tenía corte artista con la presencia de Curro Díaz, Leandro y Salvador Vega, al que apetecía ver en un año de pocos contratos. Lo intentaremos en otra ocasión.

No pudo ser. A Curro Díaz se le vio firme con el primero que ya mostró el animal falta de normalidad en los primeros tercios y se paró en seco en el último. Era imposible sacar más porque el toro no podía. Nos ilusionó el cuarto, tal vez pensamos, podía ser que... Fue algo efímero. Apenas un par de tandas hasta que el toro se apagó como una vela y sólo quedó entonces la voluntad del de Linares.

A Leandro le echaron para los corrales el segundo por su evidente descoordinación y el siguiente, corrió turno, se echó sobre el albero a la segunda o tercera tanda. De órdago. El quinto fue a peor. No humilló, se orientó y la cosa se iba poniendo cada vez más fea.

Salvador Vega quiso hacernos creer en la faena del tercero y se la puso en la distancia con la derecha, pero en verdad sólo respondió él. El animal rápido quedó tardo y quedo. Moruchero total el sexto. Qué horror. A estas alturas, tronábamos también por dentro, pero en silencio. Qué amargor. Y no faltaban argumentos.

PD. Montoliú arrancó la ovación más fuerte de la tarde tras un par.