Sevilla

Alejandro Talavante: «Arriesgué nunca había matado recibiendo»

Apenas 24 horas después de consagrarse con una salida a hombros a golpe de natural, Alejandro Talavante responde a LA RAZÓN tras un paseo, en solitario, pero con veinte mil personas aún presentes en su retina. Un gentío que paladeó su toreo caro, encajado y, sobre todo, despacio, muy despacio.

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–¿Cómo fue esa puerta grande?
–Un cariño excesivo (bromea). Pero es el que más me gusta, con la gente queriendo tocarte, llevarse a su casa una parte de ti, de tu traje. Divina paliza. Disfruté muchísimo y la pude saborear más que la tarde de mi confirmación, que todo pasó muy rápido.

–Menuda faena, toreó sublime con la mano izquierda.
–Creo que es la faena que uno sueña con hacer en Madrid. Se conjuntaron fecha y escenario para una tarde mágica. Iba muy mentalizado y convencido, pero torear tan ligado y redondo, con tanto ritmo y con tanta emoción... sobrepasa los límites. Cuando enterré la espada, me di cuenta de verdad de la repercusión que tenía todo, orejas aparte. Además, que fuera tan unánime, sin discusión de nadie, le da más rotundidad.

–El toro de El Ventorrillo también hizo lo suyo... Fue extraordinario.
–Sí, muy bueno, bravo y fiero. Muy importante, para estar a la altura. En Madrid, es el típico que también puede pasarte factura. Estar así de bien con un ejemplar tan poderoso es lo que más me llenó, porque con el enclasado ya me han visto en otras tardes.

–Una novillada de El Ventorrillo en Madrid lo puso en órbita y El Ventorrillo le devuelve a la primera plana...
–Sí, tengo buen «feeling» con ese hierro. En Sevilla, ya le corté dos orejas en 2008 a un toro de esa divisa. Parece que ese tipo de toro se ajusta a mis características y, a mí, además, sus cualidades también me atraen.

–Una curiosidad, ¿había matado recibiendo antes?
–No, sólo una vez en el campo hace tiempo. Nunca había probado y reconozco que fue arriesgado, pero entendí que era lo que merecía tanto la faena como ese toro.