Cataluña
El debate político se cuela en los Jaime I
Los patrocinadores piden honradez y no buscar «elementos de separación» n La mayoría de los galardonados donan parte del premio, pero reclaman más inversión
Valencia- Los discursos de los protagonistas de los Premios Jaime I que entregó ayer en Valencia la reina Doña Sofía fueron los más políticos de los últimos años. Se esperaba que las palabras «crisis» y «esfuerzo» se pronunciaran en más de una ocasión, pero no que hubiera una crítica a las pretensiones independentistas de Cataluña y una llamada de atención a los gobernantes.
«Todos los intereses y aspiraciones que hay en juego en España en la actualidad podrían ser legítimos, pero me pregunto si es el momento para avivar la llama de la discordia con cuestiones que se alejan mucho de los verdaderos problemas, como son el desempleo, la educación y la competitividad». La duda la planteaba al público, en nombre de los patrocinadores, el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda, quien aprovechó el púlpito para exigir a la clase política «mayor rigor, transparencia, honradez y solidaridad» en la forma de actuar.
Y es que, recordó, España «no pasa por sus mejores momentos», y eso no solo afecta a los ánimos de los ciudadanos, sino que influye «significativamente en nuestra imagen en el exterior» lo que, por extensión, «debilita el proyecto como país».
Boluda no fue el primero en abrir fuego contra las intenciones soberanistas de Artur Mas. Minutos antes, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ya había defendido la españolidad de la capital al agradecer la presencia de la reina, «que representa la España de la que los valencianos formamos parte y a la que con tanto orgullo ofrecemos estos logros científicos (...) Recibid, señora, la lealtad de este pueblo que se siente orgullosamente valenciano y español», concluyó en su intervención.
Pero mientras políticos y empresarios hablaban de territorios, proyectos políticos y Europa, el mundo científico se centraba en reclamar más dinero para las investigaciones.
En nombre de los galardonados habló el premio a las Nuevas Tecnologías, José Capmany, y lo hizo para desear que la crisis económica «no suponga un freno a los avances conseguidos y el éxodo de las jóvenes generaciones de científicos». Porque, como dijo la reina minutos después, «no hay mejor forma para luchar contra la crisis económica que tan gravemente afecta a nuestro país, que estimular iniciativas que den beneficio directo a los sectores de la sociedad más desprotegidos».
Donación sí, donación no
Pero mientras llega la financiación para salvar la ciencia, se proponen alternativas como la de la Fundación que organiza los premios, que instó a los galardonados a donar a los grupos de investigación parte de los 100.000 euros con los que está dotada cada una de las categorías. A pesar de que hubo una voz discordante -la de Nazario Martín- y alguna que otra respuesta ambigua, la mayoría de los ayer premiados dijeron sí a la propuesta.
Protestas por los recortes
Las críticas traspasaron ayer los muros de La Lonja de Valencia, pues hasta cuatro colectivos distintos se dieron cita en la calle para protestar por los recortes de las Administraciones públicas. Al apenas medio centenar inicial se fueron sumando a lo largo de la mañana personas que exigían de los gobernantes una respuesta a sus problemas. Desde aquellos que denunciaban los desahucios, hasta los familiares de pacientes dependientes.
Recibieron a los invitados con pitidos y al grito de «¡fuera, fuera!» y, aunque los aplausos de unos pocos intentaron acallar la algarabía, fue imposible, y esta se oyó durante prácticamente toda la ceremonia.
El doctor en Química y galardonado con el premio de Investigación Básica, Nazario Martín, dijo comprender las protestas, «pues que forman parte del sistema democrático (...) En otro país o en otro momento, probablemente la policía les hubiese disuelto, y no de una manera muy amable (...) Hay que entender a las personas que están pasando dificultades económicas». Sin embargo, y tras admitir ser «un privilegiado», declaró que «no todo el mundo está dispuesto», como él, a trabajar como mínimo doce horas diarias.
Doña Sofía cerró el acto, declaró abierta la convocatoria de 2013 y se volvió a Madrid como vino, en AVE.
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