Collado Villalba
«Ni sicarios ni descuartizadores»
Los principales acusados de formar una banda de sicarios especializada en el cobro de deudas por tráfico de cocaína y de haber asesinado y descuartizado en 2007 a un hombre en Ciempozuelos por un ajuste de cuentas, negaron todas las imputaciones.
Ayer, en la primera sesión del juicio por estos hechos en la Audiencia Provincial de Madrid, declararon seis de los trece acusados (cinco en libertad) de la conocida como «banda del ácido», la mayoría de nacionalidad colombiana, que se enfrentan a una petición de penas del fiscal de entre 1 y 44 años de cárcel.Los seis negaron cualquier relación con el tráfico de estupefacientes y, por tanto, que cobraran deudas de drogas por orden de Leonardo D.J., alias «Pampo», supuesto líder de esta organización de narcotraficantes en Colombia y que se encuentra pendiente de extradición. Lo que sí admitieron es conocerse entre ellos de coincidir en un bar frecuentado por colombianos llamado «El Búho», en el barrio del Pilar, y de jugar al fútbol en unas instalaciones próximas a ese establecimiento, aunque aseguraron que no se habían intercambiado sus teléfonos porque siempre se veían en esos sitios. Tres de ellos –Juan Pablo Álvarez Lizcano, Bernardo Salazar y Fabio Brand– relataron que, tras verse en el bar, fueron a Collado Villalba en diciembre de 2007 para ir a buscar a unas chicas.
A preguntas del fiscal rechazaron haberse desplazado hasta allí para cobrar una deuda de 10.000 euros que les debía un hombre llamado Héctor Fabio Muñoz al que supuestamente trataron de secuestrar junto a su compañera sentimental. El representante del Ministerio Público les recordó sin embargo que ellos tres y un cuarto acusado, que aún no ha prestado declaración, fueron interceptados por la policía local de Villalba después de que la mujer a la que presuntamente trataron de secuestrar lograra escapar y alertara a los agentes. Mantuvieron que no conocían a esa persona y que si su compañera les hubiera identificado, los policías «no nos habrían dejado libres».
La declaración más sorprendente fue la de Bernardo Salazar que sostuvo que si en su día confesó ante la jueza de instrucción haber cobrado dinero de deudas y dárselo a García Quintero fue porque la guardia civil le golpeó y su «declaración fue manipulada».Negó haber estado nunca en el lugar donde fue hallada enterrada la víctima que fue descuartizada y sumergida en ácido, a pesar de que allí se encontró un cigarrillo con su ADN, según informó la agencia Efe.
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