Sobre «la muerte digna» por Andrés Aberasturi

Me apasiona, y a la vez me alarma, el anuncio del Gobierno de una ley que regule los llamados cuidados paliativos y la eufemística «muerte digna». En realidad ya hay una ley que regula derechos y deberes de médicos, enfermos y familiares en esos momentos trascendentes y por tanto el anuncio primero de Leire Pajín y luego de Rubalcaba, se limitan por ahora a abrir incógnita y a crear una polémica sobre un texto legal que nadie conoce. No soy nada conspiranoico, de forma que no creo que sea esta una nueva cortina de humo pero si me mosquea esa pasión de los gobiernos en general –y de este nuestro en particular– en ocupar cada vez más espacio de nuestra intimidad en nombre no se sabe muy bien de qué. Entiendo que la decisión de cómo morir debe estar regulada y clara para todos con el fin de evitar cualquier abuso y respetar la decisión de la persona, pero no sería bueno ir mucho más allá. Dejo claro que desde hace muchos años, y sin que otra cosa que no sea la reflexión personal haya influido en mi pensamiento, soy partidario de que cada uno pueda poner –o pedir– libremente el fin de su vida cuando quiera. Creo que es un derecho o debería serlo y que nadie, y menos el Estado, pueda regular o coartar ese derecho. Dejo claro también que entiendo y respeto a los que opinan justo lo contrario que yo y que en el estamento sanitario esta discusión es y seguirá siendo aun más controvertida que en el resto de la sociedad. Por una vez, intentemos hacer las cosas bien, consensuadas, con respeto para todos y responsablemente. No sé si nos acordamos de cómo es todo eso, pero merece la pena intentarlo.