España

Una propaganda que no engaña

La realidad cubana se impone a la apertura ficticia de los Castro

Una propaganda que no engaña
Una propaganda que no engañalarazon

Desde que Raúl Castro llegó al poder se ha esforzado por dar una imagen de independencia, sin apuñalar a su querido hermano Fidel pero mostrando que quien lleva los pantalones caquis en la isla es él. Puro marketing bananero. El mayor fraude fue durante el pasado Congreso del Partido Comunista, donde Raúl Castro anunció desde la tarima tímidas reformas económicas y sociales. En lo político, afirmó que era hora de alternar y dar paso a las nuevas generaciones aunque sobre el papel el mando sigue relegado a los dinosaurios barbudos de siempre.

En lo económico, los pasos son igual de lentos. Primero anunció que los cubanos podrían comprar móviles y visitar los lugares antes abiertos solo al turismo, una misión imposible teniendo en cuenta los sueldos paupérrimos de los locales. Incluso en noviembre, el régimen de Raúl Castro legalizó la compraventa de pisos, acción que había estado prohibida durante cinco décadas, es decir desde la revolución de 1959. Esta medida fue la más popular de las 300 «novedades» y el gran «aperturismo» de la dictadura comunista.

Al mismo tiempo que proclamaba el fin del paternalismo y los despidos masivos de funcionarios, abría las puertas a los trabajadores autónomos. Otra utopía acompañada de impuestos que llegan hasta el 70% de las ganancias de estos pequeños negocios.

En derechos humanos destaca el acercamiento a la Iglesia. El inédito diálogo entablado en mayo de 2010 por el cardenal Jaime Ortega con Raúl condujo a la liberación de unos 130 presos políticos, que en su mayoría se exiliaron en España. Unos indultos que en realidad fueron destierros. Otros siete presos políticos fueron indultados en Navidad por Raúl Castro, dentro de un grupo de 2.991 reclusos cubanos y 86 extranjeros favorecidos por razones «humanitarias». Pero en la isla todo va despacio y la mayoría de estos presos siguen bajo rejas.

Otra medida insuficiente de cara a la galería es este caso ante la llegada inminente del Papa, Benedicto XVI en marzo, a la Habana.